Beato Juan del Báculo, Monje y Presbítero
Marzo 24Martirologio Romano: En Fabriano, del Piceno, en Italia, beato Juan del Báculo, presbítero y monje, compañero de san Silvestre, abad (1290).
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.
Fecha de beatificación: 29 de agosto de 1772 por el Papa Clemente
XIV.
En el pequeño ayuntamiento de Paterno, a las faldas del Montefano en el comuna de Fabriano (AN), vivió a los principios del 1200, una familia de acomodados campesinos, los Bottegoni. La familia estaba compuesta por el padre Bonello y del madre Supercla y por los hijos Giunta, Nicolás, Bienvenido, Buonora y Juan.
En el pequeño ayuntamiento de Paterno, a las faldas del Montefano en el comuna de Fabriano (AN), vivió a los principios del 1200, una familia de acomodados campesinos, los Bottegoni. La familia estaba compuesta por el padre Bonello y del madre Supercla y por los hijos Giunta, Nicolás, Bienvenido, Buonora y Juan.
Juan nació probablemente 24 de marzo a comienzo de los años 1200, desde
joven demostró una profunda atracción por las cosas de Dios y una gran pasión
por el estudio, estas dotes hicieron intuir a los padres una clara vocación y
decidieron, de común acuerdo, de mandarlo a Bolonia para seguir los estudios
literarios. Una repentina enfermedad en una de sus piernas no le permitirá a
Juan permanecer en Bolonia y por lo tanto poder continuar los estudios ya
emprendidos. La enfermedad se agravará al punto de entorpecer su desplazamientos
y obligado a valerse de un bastón, del que tomará el apodo de Juan del
Báculo.
No habiendo podido continuar los estudios, pero habiendo conseguido un
cierto grado de cultura, Juan decidió trasladarse a Fabriano y de abrir una
escuela que le asegurará un alguna autonomía económica. Alrededor del año 1230,
Juan, no se sabe bien por cual motivo, decide seguir la vida eremítica de
Silvestre de Osimo, cuya fama de santidad empezó a difundirse en la zona. El
estilo de vida del grupo de Montefano era austero y pobre, el objetivo fue de
reducir a lo mínimo las necesidades materiales para dedicarse completamente a
las cosas de Dios. La regla, que los seguidores de San Silvestre asumieron, fue
la de los monasterios benedictinos. La pequeña comunidad de ermitaños tomó el
nombre de orden de San Benito de Montefano, cuando en 1248 fue reconocida por
Inocencio IV.
Juan, por deseo de San Silvestre, fue presentado al obispo para la
ordenación sacerdotal. La vida monástica de Juan llevaba el escudo de la
oración, de la penitencia y del recogimiento y todo con el objetivo de seguir
los peldaños de la virtud. Por sesenta años Juan llevó un estilo de vida
aparentemente sin historia. A la edad de noventa años, la enfermedad a la pierna
que lo golpeó en juventud se agudizó y el 24 de marzo de 1290, recibidos los
sacramentos, Juan durmió en Dios. Desconcertante fue la discrepancia entre la
vida retirada que llevó Juan por tanto tiempo y el impacto inmediato de su
muerte sobre la gente. Apenas hubo exhalado su última respiración se inició una
romería interminable para visitar su cadáver.
Después de la muerte, muchos fueron los prodigios que se lograron por
intercesión del Beato, señal evidente de su santidad. El obispo de Camerino
(MC), Rambotto, nombró una comisión para recoger y analizar los testimonios para
verificar la autenticidad de los milagros. El Beato Juan fue enterrado en la
iglesia de San Benito de Fabriano. Fue proclamado santo por voluntad del pueblo,
sin ningún procedimiento canónico. Recién en el 1772, bajo el pontificado de
Clemente XIV, llegó a su conclusión el proceso de beatificación regular, pero
por diversos motivos no se llegó a la última etapa, aquella de la canonización.
En el calendario propio de la congregación silvestriana el beato es recordado el
24 de marzo.
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Fuente: Santiebeati.it
Traducido por Xavier Villalta
Traducido por Xavier Villalta
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