Marzo 25 - Octubre 18
- Noviembre 25
Marzo 25, Octubre 18 (en
París) y Noviembre 25 (Traslación de las Reliquias).
Patrono de vacas, ovejas y caballos.
Patrono de vacas, ovejas y caballos.
San Hermelando nació en la diócesis de Noyon y desde su más temprana juventud aspiró a la vida religiosa. Sus padres, sin embargo, tenían mundanas ambiciones respecto a él y lo enviaron a la corte del rey Clotario III, donde fue nombrado escanciador.
Se dispuso casarlo y ya se hacían los preparativos para la boda, cuando
convencido de que esa no era la voluntad de Dios para él, Hermelando abrió su
corazón al rey que, aunque entristecido ante la idea de separarse de él,
consintió en que siguiera su verdadera vocación.
Se trasladó a la abadía de Fontanelle, en Normandía, y recibió el hábito de
manos de San Lamberto. Cuando San Pascasio, obispo de Nantes, solicitó monjes
del monasterio para que tomaran parte en la evangelización de su diócesis,
Lamberto escogió a Hermelando y le nombró superior de los doce hermanos que
fueron enviados.
Pascasio les dio para que se establecieran un monasterio que él había
construido en el estuario del río Loira, en la isla llamada Aindré; ahí
observaron la regla de San Columbano, como la habían observado en Fontenelle. En
aquélla soledad, San Hermelando y sus hermanos vivieron una vida de gran
austeridad y, a pesar de su aislamiento, su fama se extendió rápidamente entre
los habitantes de tierra firme. Los padres llevaban a sus hijos para que fueran
educados por los monjes, que les enseñaban a ser buenos cristianos así como el
amor al estudio.
El abad procuraba escapar a veces de la afluencia de visitantes que
frecuentaban el monasterio y en ciertas épocas, especial mente en Cuaresma, se
retiraba con otros varios monjes a Aindrette, una pequeña isla vecina para pasar
allí unos días de retiro y especial austeridad.
San Hermelando tuvo el don de profecía y podía leer los pensamientos de los
hombres. También fue famoso como obrador de portentos. Se dice que cierta vez
cuando uno de sus monjes hablaba del exquisito sabor de una lamprea que había
gustado a la mesa del obispo de Nantes, Hermelando preguntó: "¿No creéis que
Dios sea capaz de enviamos una aquí?" Al terminar de hablar, una ola arrojó una
lamprea a sus pies y, ese pequeño pez, distribuido por el abad, alimentó a la
comunidad entera de monjes.
Otra leyenda refiere que, cuando el santo tuvo ocasión de visitar
Coutances, recibió hospitalidad de un ciudadano al que le quedaba solamente un
poco de vino para agasajar a sus huéspedes. Aunque un gran número de gente
participó del vino, el barril, en lugar de agotarse, se encontró lleno
milagrosamente. Cuando el santo envejeció, renunció a su oficio y se retiró a
Aindrette, donde pasó los últimos años de su vida en la soledad.
Murió alrededor del año 720 D.C.
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Fuente: oremosjuntos.com
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