San
Vulframno o Vulfrano de Sens, Monje y Obispo
Marzo 20
n.: c. 640 - †: c. 700 - país: Francia
otras formas del nombre: Wulfram, Oufran, Eufran, Wulfrano
canonización: pre-congregación
En
el monasterio de Fantenelle, en Neustria, sepultura de san Vulframno,
quien, siendo monje, fue elegido obispo de Sens y se dedicó a
evangelizar a los frisios. Finalmente, vuelto al citado monasterio,
descansó allí en la paz del Señor.
Viajaron por mar y, después de desembarcar en Frieslandia, tuvieron éxito al convertir a gran número de gentes, incluyendo a uno de los hijos del rey Radbod, y lucharon para arrancar a los nativos de la práctica de los sacrificios humanos. En respuesta a las protestas de san Vulfrano, el rey Dadbod declaró que era la costumbre del país, y que no podía ni quería intervenir. Las prácticas habían llegado hasta el extremo de echar suertes sobre la víctima, que generalmente era un niño de noble cuna. Un pequeño llamado Ovon fue escogido en esta forma y san Vulfrano suplicó que fuera perdonado. El rey respondió que Vulfrano estaba en libertad de rescatar al niño, mediante el poder de su Dios, si acaso lo tenía. El santo se puso en oración y, después de que el niño había sido colgado durante dos horas, la cuerda se rompió y el chico cayó al suelo.
Estaba todavía vivo y fue entregado a Vulfrano, quien lo envió a Fontenelle, donde se hizo monje y sacerdote y, posteriormente, escribió los detalles de la misión del santo en la tierra de los frisios. San Vulfrano, también de modo admirable, rescató a dos niños que habían sido sumergidos en el agua, como víctimas ofrecidas a la deidad marina. De acuerdo con un relato, que, sin embargo, no ha sido encontrado en los primeros manuscritos de su vida, el rey Radbod se impresionó tanto con los milagros del santo, que consintió en bautizarse. Pero en el último momento preguntó, inesperadamente, dónde estaban sus antepasados y san Vulfrano le informó que el infierno era el lugar de todos los idólatras. Al oír estas palabras, Radbod se retractó, declarando que escogía el infierno con sus antepasados en vez del cielo sin ellos. Después de trabajar por varios años entre los frisios, san Vulfrano volvió a Fontenelle, donde murió. Sus reliquias fueron trasladadas primero a Blandigny y después a Abbeville, donde son veneradas aún.
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La vida de san Vulfrano, escrita en latín (impresa por Mabillón, vol. III, pt. I, y publicada en edición crítica por W. Levison, en MGH., Scriptores Merov., vol. V), pretende estar escrita por Jonás, monje de Fontenelle y contemporáneo del santo. A pesar de la defensa intentada por el padre Legris (Analecta Bollandiana vol. XVII, pp. 265-306), parece cierto que debe haber sido recopilada aproximadamente un siglo después (véase Analecta Bollandiana, vol. XIX, p. 234; vol. XXIX, p. 450) y que, por lo tanto, no es históricamente digna de fe. Existe una breve historia de san Vulfrano, en inglés, escrita por W. Glaister y otra en francés, por Sauvage y La Vieille (1876). Cf. Duchesne, Fastes Episcopaux, vol. II, p. 413,
Nota de ETF: Puesto que la sede de la que fue expulsado san Amado no fue la de Sens (senonensis) sino la de Sion en Suiza (sedunensis), no parece que haya relación entre la renuncia de san Wulframno y la supervivencia o no de san Amado. Imagen: panel en la Colegiata de San Vulframno, en Abbeville, Francia, aprox. 1600.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: El Testigo Fiel
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