Beato Jordán de Sajonia, Presbítero Dominico
Febrero 13
Sucesor de Santo Domingo de Guzmán
Martirologio Romano: Cerca de Ptolemaida, en Palestina, tránsito del
beato Jordán de Sajonia, presbítero de la Orden de Predicadores, sucesor
e imitador de santo Domingo, que trabajó incansablemente para extender
la Orden y pereció en un naufragio (1237).
Etimología: Jordán = "Aquel que baja o desciende", hace referencia al río Jordan del suroeste de Asia. Es de origen hebreo.
Fecha de beatificación: Culto confirmado en 1825 por el Papa León XII
Fue el sucesor de Santo Domingo de Guzmán, y el gran propagador de la Comunidad de Padres Dominicos.
Nació en Sajonia (al sur de Alemania) y se doctoró en la Universidad de
París. Santo Domingo de Guzmán le envió a un hombre de toda su
confianza (a Fray Reginaldo) a que le propusiera hacerse religioso
dominico, y aceptó. El Miércoles de Ceniza del año 1220 entró a la
Comunidad de Santo Domingo.
El caso de Jordán de Sajonia es uno
de los más impresionantes de la historia. Un hombre que entra a una
comunidad y a los solos tres años de estar de religioso reemplaza al
santo Fundador y llega a ser Superior General de toda la Comunidad.
Jordán sobresalía por su gran elocuencia y por la eficacia maravillosa
de su palabra para conmover los corazones de los creyentes.
Primero fue nombrado superior Provincial de la región más difícil de
gobernar que tenía esa comunidad, que era la Lombardía, Italia. Luego al
morir santo Domingo, en 1222, los delegados de toda su Orden religiosa
lo eligen como Superior General y reemplazo del fundador. Y en este
cargo dura 15 años, hasta su muerte en 1237. Santo Domingo tiene el
honor de haber sido el fundador de la Comunidad de Padres Dominicos,
pero Jordán de Sajonia fue el gran propagador de esta comunidad. Basta
con recordar que durante su mandato se fundaron 249 Casas de
Congregación y se hicieron seis nuevas provincias de religiosos.
Dicen que Jordán de Sajonia es el Patrono de los Capellanes de
Universidades, porque este santo sacerdote recibió de Dios unas
cualidades admirables para lograr ejercer influencia entre los
universitarios. Por nueve años había estudiado en la más famosa
Universidad de La Sorbona en Paría, y allí aprendió muchas técnicas para
lograr influir en favor de los estudiantes. Su gran preocupación fue
siempre lograr hacer mejores a los que estudiaban en las Universidades.
Un año predicaba la cuaresma en la Universidad de París y al año
siguiente en la concurridísima Universidad de Bolonia y al tercer año se
dirigía a predicar a la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y en
todas partes los frutos espirituales que cosechaba eran admirables. En
la Universidad de Alemania conquistó para su comunidad al más grande
sabio en ciencias naturales de su época, a San Alberto Magno. Y
conquistó también a Pedro de Tarantasia, que llegó a ser después el
Pontífice Inocencio Quinto. Un famoso profesor de universidad previno a
sus alumnos para que no se dejaran convencer por los discursos de
Jordán, pero al oírle uno de sus elocuentes sermones, se convirtió él
también en uno de sus más fervientes admiradores.
Uno de los
antiguos biógrafos, compañero suyo, dice: "Las casas religiosas donde
habitaba el Padre Jordán parecían colmenas, por los muchos jóvenes que
entraban a hacerse religiosos, y por los muchos que de allí salían para
ser superiores de otras casas religiosas. Por eso él al llegar a un
convento mandaba hacer muchos hábitos religiosos, teniendo confianza en
que Dios le enviaría muy numerosas vocaciones, y así le sucedía en todas
partes".
El Padre Jordán no sólo se iba a las universidades a
conseguir jóvenes muy bien instruidos, para que se hicieran religiosos,
sino que también se iba a los campos y a los barrios obreros a invitar
muchachos sanos, aunque fueran ignorantes, a que entraran en la
comunidad. Y esto le valió la acusación de que él recibía a gentes que
no le iban a dar gloria a su Congregación. Y sucedió una vez que recibió
a unos 60 muchachos tan poco estudiados que casi no eran capaces ni de
leer los salmos en la oración de la comunidad. Y a quienes lo criticaban
por recibir esta clase de gentes, les respondió con unas palabras que
resultaron ser una profecía o anuncio de lo que iba a suceder en el
futuro: "Ténganles paciencia por ahora y concédanles tiempo para
instruirse poco a poco, que un día se convertirán en grandes
predicadores". Y esto se cumplió exactamente varios años después.
Cuando Dios le confía a una persona un oficio especial, le concede las
cualidades que para ese oficio necesita. Y al Padre Jordán le confió
Dios el oficio de conseguir muchísimas vocaciones para la vida
religiosa, y por eso le concedió unas cualidades admirables. Recordemos
algunas:
El Padre Jordán tenía unas cualidades que excedían a
las que posee el común de las gentes. Dicen los que vivieron junto a él
que la austeridad en el dominio de su lengua, de sus ojos y de la gula
era algo impresionante, pero que sobre todo llamaba la atención el modo
heroico como dominaba su ira para no ofender a nadie ni amargar la vida a
ninguno.
Y no es que no fuera valiente. Cuando el emperador
Federico II empezó a atacar ferozmente al Sumo Pontífice y a la
religión, el Padre Jordán se fue al palacio y le dijo frente a frente al
Emperador que ésta conducta era reprensible y que si no cambiaba de
modo de proceder le llegarían desgracias muy grandes.
Pero con
los pequeños sabía hacerse pequeño y con los débiles era
extraordinariamente comprensivo. El tenía por cierto lo que más tarde
afirmará y repetirá San Francisco de Sales, que "más moscas se logran
cazar con una cuchara de dulce miel que un barril de amarga hiel".
Sus contemporáneos alababan mucho "las dotes de buen amigo" que poseía
el Padre Jordán. Comprensivo, lleno de caridad, con deseos continuos de
amoldarse a los demás para poder hacerles mayor bien. El mismo lo dice
en uno de sus escritos: "Siempre me esforcé por tratar de estar de
acuerdo con los demás en todo lo bueno y por tratar de no chocar contra
nadie. Quise colocarme en el sitio de los otros para poder comprenderlos
mejor. Nunca preferí mis propios gustos en contraposición de los de los
demás. Con los soldados traté de amoldarme a ellos como si yo fuera un
soldado. Con los campesinos como si fuera un campesino. Y sobre todo me
propuse ser extremadamente comprensivo con los que sufren tentaciones,
angustias y depresiones".
San Pablo recomienda a los seguidores
de Cristo: "Rían con los que ríen, y lloren con los que lloran" (Rom.
12, 15). Es lo que hizo siempre Fray Jordán. Leamos un ejemplo: Una
noche estaba rezando los salmos con un grupo de jóvenes recién llegados a
su Comunidad, y de pronto a uno de ellos le vino una risa nerviosa y no
fue capaz de controlarla, y enseguida los demás compañeros se
contagiaron también y empezaron a reír todos, y no se pudo seguir el
rezo. Uno de los superiores quiso regañarlos, pero el Padre Jordán les
dijo: "Mis buenos jóvenes: tenemos que reírnos alegremente porque hemos
logrado salirnos de la esclavitud del pecado y de los vicios en que nos
tenía presos el mundo y ahora hemos llegado a ser del grupo de los
preferidos de Dios. ¡Riámonos pues alegremente! Y él personalmente
participó de aquella alegría juvenil.
Alguien le preguntó si un
Padrenuestro rezado por un ignorante valía menos que uno rezado por un
gran doctor de la Teología, y él respondió: "Un diamante valo lo mismo
si está en manos de un sabio, que si está en manos de un analfabeta".
Otro le preguntó: ¿Qué es más necesario para la vida del alma: rezar o
meditar? Y le dijo: "Eso es como preguntar qué es más necesario para la
vida del cuerpo si comer o beber. Ambas cosas son sumamente necesarias".
Alguien le dijo: ¿Cuál es la posición mejor para rezar, sentado,
arrodillado, de pies o postrado? Y respondió: "La mejor posición para
rezar es aquella en la cual cada uno se siente mejor, con más fervor y
con más inclinación a rezar bien". (Esta frase la repitió textualmente
el Papa Pío XI, 700 años después de haber sido pronunciada por nuestro
santo). El superior de una Comunidad le pidió que le quitara aquel
cargo, aduciendo que ese oficio le traía cuatro males: orgullo, honores,
trabajos y humillaciones. El Padre Jordán le respondió: "Los dos
primeros sí son males y de ellos te libre Dios, y esfuérzate por
evitarlos. Los otros dos, el trabajo y las humillaciones, son grandes
bienes que te conseguirán un puesto altísimo en el Reino de los cielos".
El Padre Jordán, aprovechando que Dios le había concedido tal eficacia
de la palabra que dondequiera que predicaba o hablaba la gente,
conseguía vocaciones, fue recorriendo ciudades y países predicando y
consiguiendo que muchísimos jóvenes entraran de religiosos. El Señor le
concedió la inmensa alegría de que el fundador de la Comunidad, Domingo
de Guzmán, fuera declarado santo por el Sumo Pontífice en 1234. Con esta
bella noticia ya Jordán podía irse al cielo tranquilo. Y dispuso viajar
a Jerusalén para visitar los Santos Lugares donde vivió y murió Nuestro
Señor Jesucristo, y para visitar a los Padres Dominicos que trabajaban
en esas tierras.
Pero en el viaje de regreso, el barco que lo
transportaba fue lanzado por una violenta tempestad a las costas de
Siria, frente a la ciudad de Tolemaida y Fray Jordán y los demás
pasajeros murieron ahogados. Era el 13 de febrero del año 1237.
Las olas llevaron a las orillas del mar el cadáver del Padre Jordán y
sus religiosos lo sepultaron con toda solemnidad. Después las gentes
empezaron a conseguir milagros por su intercesión, y el Papa León Doce
lo declaró Beato.
Padre Jordán: Gran promotor de vocaciones:
recuérdanos siempre aquella frase de un gran Pontífice: "Las vocaciones
existen. Lo que hay que hacer es cultivarlas."
=
Fuente: EWTN.com
Comunidad Católica Vidas Santas Páginas Católicas... dedicadas a las personas que aman la Vida de los Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios del Mundo! En la vida de los hombres y mujeres llamados Santos encontraremos un camino a seguir en el deambular por este valle de lágrimas que es nuestra vida en la Tierra. En ella se busca el lema de la Paz, la Tolerancia y la Caridad, en un intento de recoger el máximo de imágenes de Santos
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