Beato Tshimangadzo Samuel Benedict Daswa, Mártir Laico
Febrero 2
Martirologio Romano: En Mbahe, Sud África, Beato Tshimangadzo Samuel
Benedict Daswa, asesinado porque su fe católica le impedía implicarse en nada
que tenga que ver con brujería. († 1990)
Samuel Benedict Daswa nació en la provincia sudafricana de Limpopo en 1946.
Su nombre era Tshimangadzo, y su familia y clan pertenecen a la misteriosa etnia
lemba, llamados "los judíos negros". Los lemba, que son unas decenas de miles,
viven en los países del sur de África y en su cultura hay un solo Dios, un día
sagrado de cada siete, prohibición de comer cerdo y otros animales que coinciden
con las prohibiciones hebreas y es obligatorio circuncidar a los varones.
Desaconsejan casarse fuera de la tribu y usan nombres de estilo semítico. Daswa,
como vemos, se llamaba Samuel. Sus líderes tienden a reclamar su herencia judía,
aunque solo como algo histórico o cultural, no religioso. (Recientes
investigaciones genéticas parecen confirmar su relación con linajes
judíos).
La familia Daswa era conocida por ser laboriosa, emprendedora y
hospitalaria.
El pequeño Samuel fue -como era costumbre en el campo- pastor antes de ir a
la escuela. También atendía el huerto de la familia, con su padre.
Estudió en tres escuelas primarias distintas (una de ellas del Ejército de
Salvación, una iglesia protestante) y completó sus estudios secuendarios.
Después murió su padre y él se volcó en trabajar para mantener a sus hermanos
pequeños.
Conociendo a los católicos
Haciendo trabajos temporales en verano en Johanesburgo se hizo amigo de un
joven blanco católico, el primero al que trataba. También eran católicos
compañeros de trabajo de la etnia shangaan (una etnia que tuvo tratos históricos
con los portugueses en África).
El mensaje católico llamó su atención y de vuelta a su pueblo de Mbahe se
apuntó a la catequesis para neófitos católicos, que se impartía bajo una
higuera. Su catequista, que le impactó profundamente, se llamaba Benedict
Risimati, y años después, al enviudar, sería ordenado sacerdote. Una vez al mes
venía un sacerdote al pueblo y podían celebrar misa.
Después de dos años de formación, Samuel fue bautizado el 21 de abril de
1963. Tenía 17 años y eligió como nombre cristiano "Benedict", porque le gustaba
el lema de San Benito: "Ora et labora" (reza y trabaja).
Maestro y formador juvenil
Sacó luego un título de maestro y pudo hacer lo que más le gustaba:
trabajar con jóvenes, tanto como maestro como de animador juvenil en la
iglesia.
Le gustaba organizar grupos de chicos y chicas que se iban el fin de semana
al campo y les enseñaba habilidades tradicionales. También le gustaba fomentar
el deporte entre los jóvenes.
Enemigo de la brujería
Durante su aprendizaje como católico, Benedict se dio cuenta rápidamente de
que la brujería (practicarla o temerla) era contraria a la relación de confianza
y amor que Dios espera de sus hijos. Tanto en su vida privada como en público,
asumió una fuerte posición contra la cultura de la brujería. Denunciaba también
que por creer en la brujería unas personas matasen a otras acusándolas de
brujos. Benedict luchó también contra el uso de amuletos y de supuestos remedios
contra el mal de ojo.
En esa época era respetado por toda la comunidad. La comida de su huerto
solía acabar en las mesas de los más necesitados. Los que necesitaban transporte
acudían a él. Colaboraba con la construcción de la primera iglesia católica en
la zona. Era popular como maestro de ceremonias y famoso por su honestidad e
integridad, por lo que fue designado como secretario del consejo del jefe
local.
Llegó a ser director de la escuela y se le recuerda como un buen líder, que
animaba a trabajadores y estudiantes. Cuando faltaba un alumno visitaba
personalmente a la familia. A veces había estudiantes que no podían pagar las
cuotas escolares: él les ofrecía trabajo en sus huertos a cambio de las
cuotas.
Lluvias, rayos... y superstición
En noviembre de 1989 cayeron lluvias fortísimas en la región y una gran
abundancia de rayos que provocaron incendios y destrozos.
Se creó una conciencia de psicosis entre muchos habitantes que buscaban a
quién echar la culpa, convencidos de que alguien (brujos) atraía ese mal.
A inicios de 1990 cayó otro aguacero con rayos abundantes y el consejo
local organizó una reunión.
Antes de que llegase Benedict el consejo acordó que se contrataría a un
sanador o curandero (brujo "bueno") para que localizase a los culpables (brujos
"malos") a los que se debía castigar.
Cada miembro del consejo debía poner un poco de dinero para pagar al
curandero.
Cuando llegó Benedict les explicó que los rayos son un fenómeno natural,
que no tienen sentido acusar a la gente de ser brujos causantes de desastres
naturales y que desde luego él no iba a pagar nada para contratar al curandero,
porque, dijo, su fe católica le impedía implicarse en nada que tenga que ver con
brujería.
En este momento fue cuando decidieron deshacerse de él y organizaron una
emboscada.
La pasión de Benedict
El 2 de febrero, anocheciendo, volvía a casa después de dejar en un pueblo
a un pasajero al que había recogido con su coche, cuando se detuvo al ver el
camino bloqueado por unos árboles.
Cuando salió del vehículo, un gran grupo de jóvenes y adultos con piedras
enormes surgió del bosque y le agredió, tirándole las piedras.
Ensangrentado y herido, dejó el coche y corrió. Llegó a una cabaña redonda,
de las llamadas rondavels, y se ocultó en ella. Escuchó que sus perseguidores
llegaban a la cabaña y amenazaban a su dueña: o les decía dónde estaba escondido
el fugitivo, o la matarían.
Entonces él prefirió mostrarse. Les preguntó en voz alta por qué querían
matarlo. Ellos no respondieron, pero uno se le acercó con un knobkerrie, un
garrote de madera de cabeza redonda. Benedict supo que era el final y recitó
rápidamente: "Señor, en tus manos encomiendo mi Espíritu", uniéndose a la
oración de Jesús así como se unía a la muerte de Jesús. El golpe del garrote le
abrió el cráneo. La mujer que fue testigo y lo contó todo detalló que después
derramaron agua hirviendo sobre la cabeza del cadáver.
Al día siguiente un fotógrafo y un forense policial llegaron al lugar y
abrieron la investigación, y se hicieron detenciones, pero el juicio acabó con
la liberación de todos los implicados por falta de pruebas.
En el entierro de Benedict ese 1990, en el que participaron numerosos
sacerdotes, el clero vestía las estolas rojas que celebran a los mártires
cristianos. Los cristianos del lugar sabían que había muerto por oponerse a la
cultura de la brujería y por dar testimonio de Cristo. Si hubiera pagado su
contribución al curandero, si hubiera sido uno más, seguiría vivo. El
convencimiento de los fieles en ese entierro cuenta, desde el 22 de enero de
2015, con la firma del Sumo Pontífice que reconoce su muerte de mártir, que dará
a Sudáfrica su primer ciudadano en los altares y a todo el mundo un ejemplo de
entereza y fe.
Al momento de publicar este artículo no se tiene aún información de la
fecha en que se realizará la ceremonia de batificación.
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Por: Pablo J. Ginés | Fuente: Religion en Libertad
Fuente: Catholic.net
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