Marzo 10
Etimológicamente significa “Dios es misericordia”. Viene de la lengua
hebrea.
Este monje descubrió en su propia vida lo que son desgarrones por dedicarse
a cosas que no estaban de acuerdo con la regla benedictina que profesó
libremente.
Nació en Florencia y murió en el año 1380. La historia de Juan nos recuerda
que tuvo muchas tentaciones, no sólo contra el sexo, sino también por sus
lecturas continuas acerca de libros prohibidos. Todas estas lecturas le llevaron
a la práctica de necromancia y de las Artes Negras.
Antes de que lo descubrieran, había ejercido el cargo de abad del
monasterio.
Cuando lo sometieron a juicio, negó su pecado contra la humildad y la
bondad de Dios.
Lo encarcelaron hasta que, finalmente, confesó sus pecados. Su
encarcelamiento le hizo pensar mucho. Se consideró un pecador y culpable de
cuanto había negado antes.
Desde este momento, se dedicó a hacer penitencia con severidad y una
austeridad digna de encomio para los hermanos monjes.
Estos le rogaban de vez en cuando que volviera a la vida de
comunidad.
El, sin embargo, prefería quedarse en la prisión como un anacoreta hasta
que le llegase el instante de su muerte.
En su soledad alcanzó una gran santidad. Dedicaba su tiempo, además de a la
plegaria y a la penitencia, a escribir hermosos libros.
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Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
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