Beato Pedro Renato Rogue, Presbítero y Mártir
Marzo 3Martirologio Romano: En Vannes, de la Bretaña Menor, en Francia, beato Pedro Renato Rogue, presbítero de la Congregación de la Misión y mártir, que en tiempo de la Revolución Francesa, rechazando el injusto juramento impuesto al clero, permaneció secretamente en la ciudad, para atender con su ministerio a los fieles, y finalmente, condenado a la pena capital, descansó en la misericordia del Señor en la misma iglesia donde celebraba los sagrados misterios (1796).
Fecha de beatificación:10 de mayo de 1934 por el Papa Pío XI.
La figura del Beato Pedro Renato Rogue, misionero paúl y mártir durante la
Revolución francesa, es una figura atrayente y de gran actualidad. Se llama
"Mártir de la Eucaristía y de la Caridad". Con este sobrenombre se compendia su
joven vida, al servicio de Dios y de los hermanos.
Es Vannes una antigua ciudad de la Bretafia francesa, donde nació Pedro
Renato, el 11 de junio de 1758, siendo sus padres Claudio Rogue y Francisca
Loiseau, pertenecientes a la clase media de la ciudad. Como buenos cristianos
bautizaron a su hijo al día siguiente de su nacimiento.
La prueba se abatió sobre la familia Rogue con la muerte del padre, cuando
Pedro Renato no tenia más que tres años. Su madre, como la mujer fuerte de la
Biblia, supo hacer frente a su desgracia y educar adecuadamente a su hijo, en el
Colegio de san Ivo, dirigidos por los Jesuitas. Formó parte de la Congregación
mariana del Colegio y en ella profundizo en la devoción a la Virgen, que
perduraría durante toda su vida.
En aquel ambiente no fue extraño el brote vocacional al sacerdocio, animado
por su generosa madre. Estaba el Seminario diocesano de Vannes, dirigido por los
Hijos de san Vicente de Paúl, que lo recibieron en l776, cuando contaba 18 años.
Quizás por no dejar sola a su madre, paso un tiempo como externo. Fue un
discípulo aventajado en virtud y ciencia, necesarias para la vida sacerdotal
Terminados su estudios, fue ordenado sacerdote el 21 de septiembre de 1782,
celebrando al día siguiente su primera misa en la iglesia del Seminario
diocesano,
Enseguida su Obispo le nombró cape1lán de la Casa de Ejercicios espirituales para mujeres, donde continuo su dedicación a la oración y al estudio, que hizo florecer en su alma el deseo de un compromiso mayor en el servicio a Dios y a las hermanos, volviendo sus ojos a los Hijos de san Vicente de Paúl, que habían sido sus formadores en la virtud y en la ciencia. Pero no le resultaba fácil tal determinación: debería separarse de su madre y su apostolado en la Diòcesis que le llenaba plenamente. Pero la llamada de Dios le hizo superar todo, ingresando en el Seminario interno (noviciado) de los Hijos de san Vicente de Paúl, en la Casa Madre de san Lázaro de Paris, el 25 de octubre de 1786.
Enseguida su Obispo le nombró cape1lán de la Casa de Ejercicios espirituales para mujeres, donde continuo su dedicación a la oración y al estudio, que hizo florecer en su alma el deseo de un compromiso mayor en el servicio a Dios y a las hermanos, volviendo sus ojos a los Hijos de san Vicente de Paúl, que habían sido sus formadores en la virtud y en la ciencia. Pero no le resultaba fácil tal determinación: debería separarse de su madre y su apostolado en la Diòcesis que le llenaba plenamente. Pero la llamada de Dios le hizo superar todo, ingresando en el Seminario interno (noviciado) de los Hijos de san Vicente de Paúl, en la Casa Madre de san Lázaro de Paris, el 25 de octubre de 1786.
Dos años duraba el noviciado. Quienes le conocieron en aquella época,
afirmaban que poseía la figura de un predestinado: su bondad se reflejaba en
todo su ser: su carácter dulce y afable atraía a cuantos le trataban.
Al terminar el primer año de noviciado, juzgaron los superiores (por su
formación tanto espiritual como teológica), podría ser ya destinado, para seguir
su segundo año de noviciado en su destino, Ya era misionero de san Vicente de
Paúl. Sus superiores, pensando que en su anciana madre y también en el
apostolado anterior en Vannes, quizás pedido por el Obispo, que tan bien conocía
a Pedro Renato, le destinaron al Seminario diocesano de Vannes, su ciudad natal,
como profesor de teología. Al1i completo su noviciado y pronuncio sus votos en
la Congregación de la Misión, el 26 de octubre de 1788.
El entonces Superior general de los Hijos de san Vicente de Paúl, P.
Jacquier, dejo un hermoso retrato del misionero, como sacerdote de la
Congregación de la Misión:"Exacto en la hora de levantarse, en la oración
comunitaria y demás ejercicios de piedad de la Regla. Exacto en sus
obligaciones. Todo su tiempo lo dedica al ejercicio de sus funciones
sacerdotales o a prepararlos con la oración o el estudio. Amigo del silencio,
separado del mundo y si en él está, es para ayudar a todos, Fiel imitador de san
Vicente de Paúl en la sencillez, humildad, mansedumbre, mortificación y celo por
la salvación de las almas, Por todas partes deja "el buen olor de Cristo".
Esta era la vida de Pedro Renato Rogue. Por otra parte Dios le había dotado
de dones preciosos que conquistaba las almas, de una fisonomía serena, hermosa
voz que le ayudaba en la predicación; incansable en el confesionario al que
dedicaba la mayoría del tiempo que le dejaban sus clases de teología.
El horizonte de Francia no se veía muy halagüeño. El pueblo pedía un mejor
régimen social, La iglesia pedía se corrigiesen los abusos. Pero la revolución
estaba servida: era el mes de mayo de 1789.El 13 de junio, la Casa Madre de los
Hijos de san Vicente, san Lázaro, era asaltada y profanada por los
revolucionarios. Al día siguiente fue tomada la Bastilla y un largo y sangriento
etc. El 12 de julio de 1790, se voto la famosa Constitución civil del Clero, que
no reconocía al Papa como cabeza de la Iglesia y si al Estado. El Papa Pío VI,
en abril de 1791 previno a los fieles que dicha Constitución civil era
cismática. La persecución se desato contra el clero fiel, El Rey fue
encarcelado, los bienes de la Iglesia, fueron confiscados, las Ordenes
religiosas suprimidas. El 2 de septiembre de 1792, comienzan las horribles
matanzas en Paris, donde tres Obispos y 250 sacerdotes y religiosos fueron
martirizados.
El clero de Vannes con su Obispo a la cabeza, rehusaron, desde
el primer momento, la Constitución civil, negándose a prestar juramento. Algunos
sacerdotes fueron sobornados, entre ellos el Superior del Seminario, que
prometieron emitir el juramento. Y surge la figura de Pedro Renato Rogue:
comenzó a animar al Superior del Seminario para que se retractase de la promesa
del juramento. Los sacerdotes que habían dado palabra para el juramento lo
rechazaron con una sola excepción.
Pedro Renato era mirado por el clero de Vannes, como el defensor de la
Iglesia. El Obispo, los sacerdotes y religiosos fueron expulsados. La casa de su
anciana madre fue el refugio de Pedro Renato, pero tuvo que disfrazarse y
cambiar de domicilio, al arreciar la persecución tuvo que disfrazarse y cambiar
de domicilio mientras seguía visitando enfermos, animando a los que flaqueaban.
Su coraje y su animo juvenil le llevó incluso a entrar en las cárceles para
animar a los presos y administrar los sacramentos. Tan querido y respetado era
que a pesar de ser reconocido, nadie se atrevió a denunciarle.
En la vigilia de la Navidad de 1795, a las 9 de la noche, fue llamado a
atender a un moribundo. Llevando consigo el viático, fue apresado poco antes de
llegar a la casa del enfermo. Despidió apresuradamente a los que le acompañaban
para que no fueran también detenidos y se dejó prender por aquellos que le
perseguían, entre los cuales, uno que había recibido de Pedro Renato abundantes
ayudas de todo género: un nuevo Judas.
Fue llevado al tribunal, formado por algunos antiguos compañeros suyos, que
se enfrentaron con los que le habían detenido, señal de gran aprecio y estima
que hacia Pedro Renato sentían. Le dieron ocasión para que pudiera huir y
esconderse, pero no acepto, para no comprometerles."Llevo conmigo la Sagrada
Eucaristía", les dijo y retirándose a un rincón, ele mismo se comulgó, ante el
silencio respetuoso de todos.
Llevado a la cárcel el mismo 24 de diciembre, en ella permaneció hasta el 3
de marzo siguiente.
Fue encerrado en una de las torres de la antigua prisión de la ciudad de
Vannes, llena de humedad y frío, sin que de sus labios saliera una sola queja.
En aquellas fechas la persecución parecía amainar y tan ilusionado como estaba
por el martirio, que creía cercano, llegó a exclamar:"Señor, no soy digno. .
".Pero la calma de la persecución fue sólo temporal.
Llamado al tribunal y después del interrogatorio de rigor, confeso y no
negó su condición de sacerdote refractario a la Constitución civil y que había
seguido ejercitando su ministerio sacerdotal: por ella fue condenado a la
guillotina. La sentencia debía ser ejecutada antes de veinticuatro horas y en la
plaza pública, sin que pudiera haber remisión alguna. Su madre estaba presente
en el juicio y se le permitió abrazarla por ultima vez. Terminado aquel inicuo
proceso, fue devuelto a la cárcel, desde donde escribió la ultima carta a su
anciana madre y a sus hermanos de Comunidad, comunicándoles que va a morir por
la fe y que en aquellos momentos se sentía feliz y contento al dar su vida por
Cristo,
Hubo varias tentativas para sacarle de la prisión, mientras él pasó la noche en oración y ayudando a los que, como él, habían sido condenados a muerte.
Era jueves, el 3 de marzo de aquel año de 1796, a las tres de la tarde,
cuando Pedro Renato, con las manos atadas a la espalda fue sacado de la prisión
y conducido a las guillotina, que había sido colocada cerca de su colegio, donde
se había consagrado al Señor y que traería a su mente tantos y tantos recuerdos
La cuchilla de la guillotina segó su cabeza en pocos minutos, mientras
pronunciaba las palabras de Cristo:" A tus manos, Señor, encomiendo mi
espíritu".
La multitud, sin miedo alguno, se lanzo al patíbulo para empapar en la
sangre del mártir lienzos, que se guardaron como preciosas reliquias. Los
soldados volvieron de la ejecución llenos de admiración y respeto hacia el
heroico mártir, exclamando:"No era un hombre, era un ángel".Tenia 38 años.
Al día siguiente su cuerpo fue inhumado en el cementerio de la ciudad.
Cinco personas se atrevieron a asistir al entierro y una de ellas escribió su
nombre "Rogue", sobre un trozo de pizarra, que colocó sobre su cuerpo, para
poder, algún día identificarlo. Su propia madre, pasada la época de la
persecución, hizo colocar una cruz sobre la tumba de su querido hijo.
Vannes siempre considero a aquel hijo preclaro, como un santo y un mártir.
Su tumba era muy frecuentada y se la atribuían favores de todo tipo.
El Papa Hipo X1, el 12 de junio de 1929, firmo el Decreto de la Causa de
Beatificación y el 10 de mayo de 1934 en la basílica de san Pedro del Vaticano
era declarado BEATO Pedro Renato Rogue, misionero de san Vicente de Paúl y
mártir de la Eucaristía y de la Caridad,
La ciudad de Vannes le honró con grandes fiesta y colocó sus reliquias en
una hermosa imagen yaciente en su iglesia Catedral, donde se venera.
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Autor: Fernando Estiago, CM | Fuente: Vicenziani.com
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