Beato Liberato Weiss y compañeros, Mártires
Marzo 3
Martirologio Romano: En Gondar, en Etiopía, Beatos Liberato Weiss,
Samuel Marzorati, y Miguel Pío Fasoli da Zerbo, presbíteros, de la Orden
de los Hermanos Menores y mártires, que murieron lapidados a causa de
la fe católica (1716).
Etimológicamente: Liberato = Aquel que ha sido liberado, es la derivación italiana del nombre Librado que es de origen latino.
Fecha de beatificación: 20 de noviembre de 1988 por el Papa Juan Pablo.
Liberato Weiss (de seglar, Juan Lorenzo) nació en Konnersreuth
(Baviera, Alemania), el 4 de enero de 1675. A la edad de 18 años pidió
su ingreso en la Provincia franciscana de San Bernardino, en Austria.
Comenzó el noviciado en Graz (Stiria, Austria) el 17 de octubre de 1693.
Recibió la ordenación sacerdotal en Viena cinco años más tarde. Tan
pronto como supo que los superiores pedían voluntarios para la misión de
Etiopía, se ofreció para ser enviado.
Samuel Marzorati (de
seglar, Antonio Francisco) nació en Biumo Inferiore, barriada de Varese
(Italia), el 10 de septiembre de 1670, cerca del convento franciscano de
la Anunciación, donde pasó los primeros años de su vida. A los 22 años
entró en el convento franciscano, de los llamados "Reformados", de
Lugano (Suiza). Pronto pidió ir a misiones, y los superiores lo enviaron
a Roma, al Colegio erigido en San Pedro in Montorio para preparar a los
que iban a ser enviados a tierras de misión. Completada su formación,
se le confió otra tarea, pero luego se incorporó a la misión de Etiopía.
Miguel Pío Fasoli nació en Zerbo, cerca de Pavía (Italia), el 3 de mayo
de 1670. Ingresó en la Provincia de San Diego de la región de Insubria
(Milán) y, ordenado sacerdote, comenzó su actividad enseñando teología,
pero enseguida se ofreció también para integrarse en la misión de
Etiopía.
Tres vidas semejantes y divergentes, tres franciscanos
que habrían recorrido caminos diversos si la Providencia no los hubiera
unido para siempre camino del martirio.
Desde hacía mucho
tiempo la Iglesia católica se esforzaba grandemente por restablecer la
comunión plena y la unión con la Iglesia copta, sin conseguirlo. El 20
de enero de 1697, la Santa Sede, por medio de la Congregación de
Propaganda Fide, abrió de nuevo la misión de Etiopía y la encomendó a
los franciscanos. El Ministro general de la Orden hizo entonces un
llamamiento a sus religiosos buscando voluntarios para tal misión, y
muchos se ofrecieron. Entre ellos se hallaban nuestros tres Beatos. La
misión franciscana tenía como objetivo llevar de nuevo a la Iglesia
copta de Egipto y a la de Etiopía a la unión con la de Roma.
Los padres Liberato y Miguel Pío fueron destinados a Etiopía; el padre
Samuel, a la isla de Socotra, en el Océano Indico, pero no consiguió su
objetivo y regresó a El Cairo, donde se unió a la segunda expedición de
sus compañeros.
El año 1705 un grupo de franciscanos salió de
Egipto, junto a una caravana de mercaderes, para llegar a Etiopía por la
ruta del Nilo. Llegaron a Sudán y se encontraron con una revuelta
militar contra el rey de Sennar. No pudieron proseguir su camino y ante
una situación tan peligrosa se establecieron en Allefun, ciudad que era
respetada a causa de un famoso santuario musulmán que había allí, hasta
que llegasen tiempos mejores. En 1708, el rey, que había vencido a los
rebeldes, llamó a los misioneros a Sennar. Poco a poco, de los ocho
franciscanos que habían salido de El Cairo, sólo quedaban dos, los
padres Liberato y Miguel Pío, mientras los otros habían regresado al
punto de partida o habían fallecido. Nuestros dos beatos, por último, se
volvieron a El Cairo en 1710 sin haber conseguido esta vez llegar a
Etiopía.
Por su parte, el padre Samuel, con otros compañeros,
no logrando saber nada de los cristianos de la isla del Océano Indico
evangelizada por San Francisco Javier, marcharon para El Cairo.
Propaganda Fide decidió que se intentara de nuevo el viaje apostólico a
Etiopía, esta vez siguiendo la ruta del Mar Rojo, y el 20 de abril de
1711 encargó a los padres Liberato, como prefecto apostólico, Miguel Pío
y Samuel que se pusieran en camino para llevar a cabo la misión que se
les encomendaba. Salieron de El Cairo el 3 de noviembre de 1711. Guiaba
el grupo el padre Weiss. Llegaron a Gondar, capital entonces de Etiopía,
tras numerosas peripecias, en julio de 1712. El Rey Justos (el Negus)
los acogió amistosamente, pero la situación del reino no era pacífica,
los europeos no eran gratos a la población y la oposición al mismo Rey
era fuerte, por lo que éste rogó a los misioneros que, a la espera de
que la situación mejorase, procuraran pasar desapercibidos, y no
discutieran con los coptos sobre cuestiones religiosas ni se declararan
"romanos": temía por su misma continuidad en el trono. Los frailes
llevaban una vida sencilla y pobre, vivían de la profesión que había
aprendido cada uno, curaban a los enfermos y aprendían las lenguas
locales. Con todo, la población nativa difundió habladurías contra los
misioneros que fueron enrareciendo la convivencia. El Rey Justos, para
evitar males mayores, envió a los franciscanos a otra provincia, Tigré.
Entretanto la crisis política se agravó, el Rey Justos enfermó y sus
adversarios aprovecharon la situación para destronarlo y coronar a un
nuevo Negus, David, hijo de otro rey. Los misioneros fueron entonces
localizados y trasladados a Gondar para procesarlos. En el juicio,
acusados de herejía contra la Iglesia Copta de Etiopía, declararon
abiertamente que eran cristianos y que habían sido enviados por el Sumo
Pontífice para enseñarles la verdadera fe cristiana. Contra las
creencias de los coptos monofisitas, proclamaron, entre otras cosas, que
Cristo tiene dos naturalezas, divina y humana, y no una sola.
Afirmaron, además, la presencia real de Cristo en la Eucaristía conforme
a la fe profesada por la Iglesia católica. Manifestaron que la
circuncisión era innecesaria. En sus muchas discusiones, los monjes
coptos no consiguieron que los franciscanos renunciaran a su fe y
abrazaran las creencias de la Iglesia copta. Tras rechazar los frailes
por última vez la oferta de absolución si renegaban de su credo, fueron
condenados a muerte, trasladados a un lugar llamado Amba-Abo y lapidados
el 3 de marzo de 1716. El padre Liberato murió casi inmediatamente,
poco después falleció el padre Samuel, mientras el padre Miguel Pío,
antes de expirar, aún se levantó por tres veces del montón de piedras.
La noticia del martirio llegó de inmediato a Europa por las relaciones
escritas que enviaron testigos presenciales de los hechos. Con todo, el
proceso de beatificación se retrasó considerablemente por diversas
circunstancias.
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Fuente: Franciscanos.org
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