martes, marzo 05, 2013

San Adriano o Adrián de Cesarea, Mártir

San Adriano o Adrián de Cesarea, Mártir
Marzo 5

Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, san Adriano, mártir, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano, en el día en que solían celebrarse los festejos de la Fortuna de los Cesarienses, por mandato del procurador y por su fe de Cristo fue arrojado ante un león y después degollado a espada (309).

Etimológicamente: Adriano = Adrián = Aquel que viene del mar, es de origen latino.
En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo (o Eusebio) fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe.

Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos.

Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.

Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león.

Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.
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Fuente: Oremosjuntos.com


Adriano o Adrián, nació en el siglo III d.C., en la localidad de Adría, provincia de Rovigo, región de Veneto, dicha localidad según Plinio el Viejo o Tito Livio, fue fundada por los etruscos, pero posteriormente fue colonizada por griegos procedentes de Egina y de Siracusa. El nombre de Adriano o Adrián, es de origen latino y significa Aquel que viene del mar.


Desde su más tierna infancia, Adriano tuvo una formación cultural extraordinaria y cuando tuvo la edad requerida ingresó como soldado romano, donde tuvo una carrera militar bastante brillante. Según algunas fuentes registrales en griego y latín, consta que Adriano fue oficial de la guardia del emperador Galerio y un perseguidor de cristianos. Sin embargo, cierto día presenció el juicio y tortura a un grupo de veintidós mártires cristianos, tanto impacto le produjo que decidió convertirse al cristianismo.


Tras su conversión tuvo que abandonar el cargo que tenía y comenzar a efectuar obras de caridad y evangelizar por doquier. Así fue como decidió junto a Eubulo, efectuar un viaje a Cesarea, para consolar a todos aquellos prisioneros cristianos, llevándoles la palabra de Cristo. Después de haber realizado un largo viaje desde Batenea a Cesarea en Palestina, Adriano y Eubulo, para visitar a los confesores de la Fe y ayudar a los mártires de dicha ciudad.


Ambos llegaron a Palestina cuando estaba la más cruenta de las persecuciones contra los primeros cristianos, promovida por el emperador romano Diocleciano. Pero al poco tiempo de llegar ambos fueron descubiertos y cuando los guardias les interrogaron sobre el motivo de su viaje a dicha ciudad, Adriano y Eubulo, contestaron sin meditar ningún momento que ellos habían realizado dicho viaje para visitar a los cristianos.


Ante tal respuesta fueron inmediatamente arrestados y conducidos ante la presencia de Firmiliano gobernador de Palestina, quien al escuchar el relato los mandó azotar y que les desgarrasen las carnes con garfios de hierro, para que renegasen de su Fe. Tras dicho horrendo martirio, fueron nuevamente interrogados y como seguían más firmemente confesando su FE, los llamados “malditos ad bestias”, el gobernador Firmiliano, totalmente encolerizado por la respuesta, los condenó finalmente a ser arrojados en la arena del circo y morir devorados por las fieras.


Dos días más tarde, fue la muerte de Adriano, cuando los habitantes de Cesarea, celebraban la fiesta de la Fortuna, por orden del gobernador Firmiliano. Por su Fe en Cristo, Adriano fue el primero en ser arrojado a la arena del circo, como comida de los leones, no obstante después de haber sido atacado por un león, su vida terminó cuando fue decapitado. El alma de Adriano se elevó al Paraíso Celestial a la presencia del Sumo Hacedor, el día 5 del mes de marzo del año 309 d.C., en Cesarea, Palestina.


Se tienen dichos datos de la muerte de San Adriano, según el testimonio del historiador Eusebio, contemporáneo de los hechos, quien manifiesta, que Adriano y Eubulo, sufrieron dicho martirio en el año 309, “el sexto año de persecución del emperador romano Diocleciano”, siendo como se ha dicho con anterioridad gobernador de Palestina Firmiliano.


La vida de Eubolo corrió la misma suerte que la de Adriano, unos días después, a pesar que el gobernador le había prometido la libertad, si efectuaba sacrificio a los dioses de Roma, pero como Eubolo se negó rotundamente, pues prefirió la muerte antes que renegar de su Fe, por tal motivo sufrió la misma muerte que Adriano. Su alma se elevó al Paraíso Celestial a la presencia del Sumo Hacedor, el día 7 del mes de marzo del año 309, en Cesarea, Palestina.



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