†: c. 883 - país: Italia
canonización: culto local
En Gavelo, en el territorio de Venecia, san Beda el Joven, monje, que, tras estar sirviendo durante cuarenta y cinco años al emperador, eligió servir al Señor en el monasterio el resto de su vida.
El cuerpo de este santo monje reposa hoy en la iglesia benedictina de Santa
Escolástica de Subiaco, en una urna de plomo, luego de su último traslado en
1854. Sin embargo, antes de esto, estuvo en distintas ubicaciones, entre ellas
en el monasterio benedictino de San Benigno de Genova, a donde había sido
llevado en 1233, y respecto de lo cual se cuenta una curiosa anécdota: el P.
Daniel Pappebrochio, SJ, uno de los bolandistas responsible de la noticia sobre
este santo en Acta Sanctorum, dice que fue él personalmente al monasterio, pero
se encontró con que los ingenuos monjes estaban completamente convencidos de que
quien estaba enterrado allí no era otro que san Beda el Venerable, cuyo cuerpo
habría sido trasladado desde Inglaterra hasta Italia... y allí hacían unas
interpretacioens de manuscritos para sostener esta piadosa creencia. Luego de
mucho batallar y mostrarles con pruebas de que no era así, sino que se trataba
de un santo tocayo -también inglés- del gran Beda, los monjes terminaron
aceptando la realidad del asunto.
Rebuscando entre manuscritos antiguos se encontró la «Vita S. Bedae» que
los bolandistas reproducen. Es un documento interpolado y de escaso valor, muy
tardío (del siglo XIV o XV), que narra fundamentalmente los traslados de las
reliquias, que fueron a parar del monasterio de Santa María de Gavello, de donde
Beda era monje, al este de Italia, a San Benigno de Génova, en el otro extremo.
Sobre la vida del santo no sabemos en realidad más que lo que recoge el elogio
del Martirologio Romano: que antes de ser monje fue funcionario en la corte de
Carlomagno, y se retiró luego del mundo. Sin embargo, brilló por su especial don
de milagros, tanto en vida como en su tumba, que fue muy venerada.
En 1906 la comunidad benedictina de Gavello obtuvo de la de Subiaco el
retorno de algunas reliquias, y el culto local logró nuevo vigor, celebrándose
la fiesta el tercer domingo de Adviento.
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Ver Acta Sanctorum, abril I, pág. 866ss; y en la revista on-line «Ventaglio
Novanta», el artículo «Gavello e San Beda “il giovane”», de Aldo Rondina, con
los detalles de la historia de las reliquias posterior a la edición de Acta
Sanctorum. El primer capítulo de «Santi (e quasi) del Polesine», de Pier Luigi
Bagatin, Ed. Antilia, 2008, está dedicado al santo monje.
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Abel Della Costa - El Testigo Fiel
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