San Epipodio o Epipodo de Lyon, y compañeros Mártires
Abril 22
Abril 22
†: 178 - país: Francia
canonización: pre-congregación
En Lyon, de la Galia, san Epipodio, que, detenido con su amigo Alejandro, consumó su martirio al ser decapitado después de la muerte de otros cuarenta y ocho mártires.
Durante el reinado de Marco Aurelio recrudeció violentamente la persecución
en la ciudad de Lyon. Dos de sus víctimas fueron los jóvenes Epipodio y
Alejandro. Habían sido amigos desde niños. Después del martirio de san Fotino y
sus compañeros, un año antes, los dos jóvenes se trasladaron de Lyon a un
pueblecito cercano y allí se escondieron en casa de una viuda. Más tarde fueron
arrestados. Epipodio perdió una sandalia cuando trató de huir y los cristianos
la conservaron como reliquia. Conducidos ante el gobernador, los jóvenes
confesaron abiertamente que eran cristianos. El pueblo gritó enfurecido pero el
gobernador se maravilló de que hubiese todavía quien tuviera el valor de
confesarse cristiano, a pesar de las torturas y ejecuciones anteriores.
Separando a los dos amigos, el gobernador se enfrentó primero con Epipodio,
a quien creía más débil porque era más joven, y trató de ganarle con promesas.
El mártir permaneció inconmovible. El magistrado exasperado ante su firmeza,
ordenó que le golpeasen en la boca; pero Epipodio continuó confesando a Cristo
con los labios ensangrentados. El gobernador ordenó que le tendiesen en el potro
y le desgarrasen los costados con garfios; finalmente, para complacer al pueblo,
le mandó degollar. Dos días después, compareció Alejandro. Cuando el juez le
contó lo que había sufrido su amigo, Alejandro dio gracias a Dios por ese
ejemplo y manifestó su ardiente deseo de correr la misma suerte que Epipodio.
Los verdugos le tendieron en el potro, tiraron hasta desconyuntarle las piernas
y se turnaban para azotarle; pero el mártir persistió en confesar a Cristo y en
burlarse de los ídolos. Fue sentenciado a ser crucificado, pero murió en el
momento en que los verdugos le clavaban las piernas a la cruz.
Las actas pueden leerse en Ruinart y en Acta Sanctorum, abril, vol. III.
Delehaye dice que «no son muy importantes» (Origines du culte des martyrs, p.
352).
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: El Testigo Fiel
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