†: 250 - país: África Septentrional
canonización: pre-congregación
En la provincia romana de África, san Mapálico, mártir, que durante la persecución desencadenada bajo el emperador Decio, movido de piedad hacia su familia pidió que se concediese la paz eclesiástica a su madre y a su hermana, que habían abjurado, tras lo cual, conducido ante el tribunal, fue coronado por el martirio. Con él perecieron muchos otros santos mártires que confesaron igualmente a Cristo, entre ellos Baso, en una cantera; Fortunio, en la cárcel; Pablo, en el mismo tribunal; Fortunata, Victorino, Víctor, Heremio, Crédula, Hereda, Donato, Firme, Venusto, Frutos, Julia, Marcial y Aristón, muertos por hambre en prisión.
El testimonio sobre estos mártires, en especial acerca del cabeza de grupo,
Mapalico, proviene de las cartas de san Cipriano de Cartago, mártir él mismo
ocho años después, y de quien nos queda el conmovedor y sincero testimonio del
su pasión. El santo exhorta a los cristianos a mantenerse firmes en la confesión
de la fe en medio de las pruebas, y lo have acudiendo a ejemplos recientes y que
da por conocidos. Uno de esos ejemplos es precisamente el de Mapalico y sus
compañeros, a quienes cita en tres ocasiones, extendiéndose en el caso: en la
carta 8, en la 21 y en la 22, las tres autñenticas, por lo que tenemos un
testimonio no sólo autorizado, sino también inusualmente cercano a los hechos.
El grupo dio su martirio en el año 250, en la persecusión del emperador Decio,
una de las más devastadoras, sólo superada por la de Diocleciano, cincuenta años
más tarde.
En la carta 8 Cipriano se detiene específicamente en la pasión del propio
Mapalico, y de cómo el santo, a las puertas de la muerte, alentaba a los demás y
en medio de los tormentos, movido por el Espíritu Santo, ofreció al procónsul
que vería la respuesta del cielo al día siguiente; efectivamente, nos dice
Cipriano, el cielo confirmó al día siguiente que lo recibía en la gloria,
posiblemente con algún prodigio sobre el que la carta no se extiende. En la
carta 21 menciona la lista de los compañeros del santo, tal como la reproduce el
elogio del Martirologio Romano. En la 22 cuenta el episodio de que Mapalico
intercedió por su madre y hermana, tal como señala el elogio, pero la cuestión
no es meramente anecdótica sino que se inscribe en el problema de los "lapsi",
los que abjuraban de la fe frente al martirio, que era el problema candente en
época de Cipriano.
Precisamente el santo trataba de mostrar con el ejemplo de Mapalico, que una cosa era pedir por piedad en favor de su madre y hermana, y otra era renegar de la fe y pretender pedir para sí mismo. En todo caso san Mapalico verificó con su propia sangre la disposición a dar la vida por Cristo.
= Precisamente el santo trataba de mostrar con el ejemplo de Mapalico, que una cosa era pedir por piedad en favor de su madre y hermana, y otra era renegar de la fe y pretender pedir para sí mismo. En todo caso san Mapalico verificó con su propia sangre la disposición a dar la vida por Cristo.
La cuestión de los lapsi está tratada con más extensión en la propia
biografía de san Cipriano. Las cartas del santo pueden leerse, en inglés, en el
sitio de New Advent; en español hay una edición de la BAC, de 1964, bilingüe,
lamentablemente agotada.
Abel Della Costa - El Testigo Fiel
Abel Della Costa - El Testigo Fiel
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