San Optato de Zaragoza, y sus diecisiete compañeros, Mártires
Abril 16
Abril 16
†: s. IV - país: España
canonización: pre-congregación
En Zaragoza, en la Hispania Tarraconense, conmemoración de san Optato y sus diecisiete compañeros, mártires, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano fueron ejecutados, después de ser atormentados. Prudencio compuso unos versos sobre su glorioso martirio. Sus nombres son: Luperco, Suceso, Marcial, Urbano, Julia, Quintiliano, Publio, Fronto, Félix, Ceciliano, Evodio, Primitivo, Apodemio y otros cuatro que llevaban todos el nombre de Saturnino.
refieren a este santo: San Lamberto de Zaragoza, San Vicente
Aunque Optato y sus diecisiete compañeros, la virgen Engracia y Cayo y
Cremencio pertenecen al mismo conjunto, el tipo de organización del Martirologio
Romano actual exige tres entradas separadas, por lo que los reunimos nuevamente
en la hagiografía de conjunto, ya que en definitiva el conocimiento de estas
gestas proviene por entero del poema de Prudencio.
El poeta Prudencio afirmaba con orgullo que en ninguna población de España
hubo tantos mártires como en su ciudad natal de Zaragoza. Durante la persecución
de Diocleciano, san Optato murió por Cristo con otros diecisiete compañeros, el
año 304, bajo el gobernador Daciano. Prudencio, que escribió un poema sobre el
triunfo de estos mártires, cita sus nombres; entre ellos había cuatro que se
llamaban Saturnino. Aunque ignoramos el género de muerte que padecieron, sabemos
que dos de ellos, Cayo y Cremencio, sucumbieron a resultas de las heridas que
recibieron en la tortura.
En el mismo largo poema Prudencio habla de la virgen Encratis (o Engracia)
con mayor detenimiento. Se trataba, indudablemente, de una mujer de gran valor,
como lo demuestra su enérgico testimonio de la fe; pero Prudencio no nos dice
qué fue exactamente lo que le mereció el título de "virgo violenta" ("doncella
enérgica") y qué fue lo que provocó el furor de los perseguidores, quienes la
sometieron a las más crueles torturas. Después de la flagelación acostumbrada,
los verdugos la desgarraron con garfios de hierro, le cortaron el pecho
izquierdo y la desentrañaron. El poeta cuenta que él vio las reliquias de la
santa en una de las iglesias de Zaragoza. Después de la tortura, los verdugos
condujeron a Encratis nuevamente a la prisión, pero el gobernador no quiso
dejarla morir en paz. Sin embargo, la santa tenía tal vitalidad, que parece
haber sobrevivido a la persecución, pues Prudencio habla de su casa como de un
santuario viviente. No sabemos si el martirio de Encratis tuvo lugar durante la
persecución de Diocleciano. La vívida descripción de Prudencio have pensar que
la santa vivió en una época mucho más cercana a la del poeta:
A ninguno de los mártires aconteció
que habitara en nuestras tierras quedando aún en vida;
tú eres la única que permaneces en el mundo,
sobreviviendo a tu propia muerte.
Hemos visto parte de tu hígado arrancado
y apresado aún a lo lejos en las tenazas comprimidas,
ya tiene la muerte pálida algo de tu cuerpo,
aun cuando estás viva.
=
Ver Acta Sanctorum, abril, vol. II, donde se cita por extenso el poema de
Prudencio; cf. igualmente Delehaye, Les origines du culte des martyrs, pp.
363-364 y Férontin, Liber mozarabicus sacramentorum, col. 276. Hay muchas
variantes del nombre de Santa Encratis, a quien se veneraba muy especialmente en
España y los bajos Pirineos. Las actas del grupo de mártires de Zaragoza, al que
pertenece la santa, se hallan en Acta Sanctorum, abril, vol. II (texto y
apéndice); hay otra recensión en noviembre, vol. i, pp. 642-649. Ver también
Florez, España Sagrada, vol. xxx, pp. 260-267, y V. Dubart, Etudes hist. relig.
Bayonne, vol. I, p. 188ss. La traducción del pequeño fragmento del Peristephanon
de Prudencio (Canto IV) intercalado proviene de Año Cristiano (BAC, 2003), Tomo
IV pp 341. Aquí el canto completo en latín
=
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: El Testigo Fiel
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