Santos Mártires de Cesarea de Palestina, Mártires
Febrero 16
Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, Santos Mártires Elías,
Jeremías, Isaías, Samuel y Daniel, cristianos egipcios que, por haber
servido a los confesores condenados a las minas, fueron apresados por el
prefecto Firmiliano, en tiempo de Galerio Maximiano, y, después duros
tormentos, les degollaron.
Tras
ellos fueron martirizados Pánfilo, presbítero; Valente, diácono de
Jerusalén; y Pablo, oriundo de la ciudad de Iamnia, que habían
permanecido dos años en la cárcel, así como Porfirio, siervo de Pámfilo;
además de Seleuco, capadocio que ostentaba un grado en la milicia; y
Teodulo, anciano de la familia del prefecto Firmiliano. Finalmente, el
capadocio Julián, llegado como peregrino en aquel momento, fue
denunciado como cristiano por haber besado los cuerpos de los mártires
y, por orden del prefecto, quemado a fuego lento (309).
El año 309,
cuando los emperadores Galerio Maximiano y Máximo llevaban adelante la
persecución comenzada por Diocleciano, cinco egipcios fueron a visitar a
los confesores de la fe, condenados a trabajos forzados en las minas de
Cilicia. A su regreso les detuvieron los guardias a las puertas de
Cesarea, en Palestina. Los cinco confesaron al punto que eran cristianos
y declararon el motivo de su viaje.
Al día siguiente,
comparecieron ante el gobernador Firmiliano, junto con San Pánfilo. El
juez, según su costumbre, ordenó que los cinco egipcios fuesen
torturados en el potro, antes de ser juzgados. Después de que habían
sufrido ya muchos suplicios, el gobernador preguntó al que hacía cabeza,
su nombre y su nacionalidad. El mártir respondió que su nombre de
bautismo era Elías, y que sus compañeros se llamaban Jeremías, Isaías,
Samuel y Daniel. Como Firmiliano le preguntase nuevamente por su
nacionalidad, Elías contestó que eran ciudadanos de Jerusalén,
refiriéndose a la Jerusalén celestial, verdadera patria de todos los
cristianos. El gobernador ordenó a los verdugos que torturasen a Elías,
quien fue azotado con las manos atadas a la espalda y los pies
brutalmente aplastados en yugos de madera. Después el gobernador mandó
que los cinco fuesen decapitados. La orden se ejecutó inmediatamente.
Porfirio, joven sirviente de san Pánfilo, juró que los cuerpos de su
amo y de los otros mártires no quedarían sin sepultura. Enterado de tal
audacia, Firmiliano le hizo arrestar. Como Porfirio confesara que era
cristiano y se negara a sacrificar a los dioses, el juez le mandó azotar
tan cruelmente, que los huesos y las entrañas del mártir quedaron al
descubierto. Porfirio sufrió la tortura sin exhalar un gemido. Entonces
el tirano ordenó que se encendiese una hoguera en forma de círculo, en
cuyo centro fue colocado Porfirio. Ahí estuvo durante varias horas
cantando alabanzas al Señor e invocando el nombre de Jesús, hasta que la
muerte puso fin a su lento y glorioso martirio. Los soldados vieron que
Seleuco, uno de los testigos del martirio, aplaudía la constancia de
Porfirio; le condujeron, pues, ante el gobernador, quien le mandó
decapitar inmediatamente.
La historia de estos santos es de
gran interés para todos los especialistas de hagiografía cristiana, ya
que la cuenta Eusebio, el padre de la historia eclesiástica, quien vivía
entonces en Cesarea y era amigo personal del mártir Pánfilo. En señal
de devoción a su amigo, el historiador gustaba de llamarse «Eusebio (el
discípulo) de Pánfilo».
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Comunidad Católica Vidas Santas Páginas Católicas... dedicadas a las personas que aman la Vida de los Santos, Beatos, Venerables y Siervos de Dios del Mundo! En la vida de los hombres y mujeres llamados Santos encontraremos un camino a seguir en el deambular por este valle de lágrimas que es nuestra vida en la Tierra. En ella se busca el lema de la Paz, la Tolerancia y la Caridad, en un intento de recoger el máximo de imágenes de Santos
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