Beato Sinforiano Ducki, Religioso y Mártir
Abril 11Martirologio Romano: En el campo de concentración de Auschwitz, cerca de Cracovia, en Polonia, beato Sinforiano Ducki, religioso de la Orden de los Hermanos Menores Capuchinos y mártir, que apresado en tiempo de guerra por su fidelidad a Cristo, culminó su martirio en medio de torturas. († 1942)
Fecha de beatificación: 13 de junio de 1999 por el Papa Juan Pablo II,
junto a otros 107 mártires polacos de la Segunda Guerra Mundial.
Nació el 10 de mayo de 1888 en Varsovia. En el bautismo, el 27 de mayo, recibió el nombre de Félix. Frecuentó la escuela elemental en la nativa Varsovia. Cuando en 1918 los capuchinos regresaron a su convento propio, abandonado con la supresión zarista de 1864, Félix Ducki, que de tiempo atrás sentía la vocación, se unió a ellos, primero ayudando simplemente a la reorganización del convento y más tarde como postulante. El 19 de mayo de 1920 comenzó el noviciado en Nowe Miasto con el nombre de fray Sinforiano. Terminado el año de noviciado se dedicó al servicio fraterno en los conventos de Varsovia, de Lomza y de nuevo en Varsovia (desde el 27 de mayo de 1924), hasta la profesión solemne, el 22 de mayo de 1925.
En Varsovia desempeñó primero el oficio de hermano limosnero, preocupándose
sobre todo de recoger ofertas para la construcción del Seminario Menor de San
Fidel. Después fue nombrado hermano socio del padre Provincial.
De carácter sociable, simple, cortés y amigable, fácilmente conquistaba la
simpatía del pueblo y nuevos amigos para la Orden. No obstante su vida tan
activa en medio de la gente, no perdió nunca el espíritu interior,
distinguiéndose por su oración devota y fervorosa. Era conocido y estimado por
los habitantes de la capital y le llamaban "padre" aunque no era
sacerdote.
Al sobrevenir la II Guerra mundial se esforzó para que no faltara lo
necesario ni a sus hermanos frailes ni a los demás pobres, hasta el 27 de junio
de 1941, día en que la Gestapo arrestó a todos los 22 capuchinos del convento de
la capital. En un primer momento fray Sinforiano fue internado en la prisión di
Pawiak, y luego, el 3 de septiembre, en el campo de concentración de Auschwitz.
De constitución robusta, sufrió más que los demás el hambre y las persecuciones,
soportando todo en silencio. Las míseras raciones que recibían no cubrían ni
siquiera la cuarta parte de la necesidad del organismo de un hombre normal.
Después de siete meses fue condenado a una muerte lenta.
Una tarde, mientras los custodios del campo habían comenzado a asesinar
prisioneros de un modo bestial, destrozándoles la cabeza a garrotazos, fray
Sinforiano tuvo la valentía de hacer sobre los caídos la señal de la cruz. El
testigo ocular y compañero de prisión César Ostankowicz declara que hubo un
momento de aturdimiento y sorpresa, al que siguió la orden de apalear a
Sinforiano. Un golpe en la cabeza le hizo caer al suelo entre los esbirros y los
prisioneros. Poco después tuvo fuerzas para levantarse y hacer de nuevo la señal
de la cruz. Fue entonces cuando lo asesinaron. Era el 11 de abril de 1942. La
muerte de fray Sinforiano puso fin a la tremenda matanza que los soldados
estaban perpetrando, y unos quince prisioneros se salvaron así de la muerte.
Estos, con grande veneración, cargaron a fray Sinforiano en el carro que le
llevaría, con los demás cadáveres, al horno crematorio.
Con su martirio fray Sinforiano demostró heroicamente su fe en la Trinidad,
y salvó de una muerte segura a un grupo de compañeros de prisión.
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Autor: Rufino María Grández
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