Beato Buenaventura de
Potenza, Fraile Franciscano
Octubre 26
Octubre 26
Fraile Franciscano conventual
Buenaventura nació
en Potenza, Basilicata el 4 de enero de 1651 hijo de Lelio Lavagna y Catalina
Pica. Pasó los primeros 15 años de su vida en gran pureza de costumbres y fervor
religioso: reflejaba la pureza en el rostro y en sus ojos. El 4 de octubre de
1666 tomó el hábito religioso entre los Hermanos Menores Conventuales en Nocera dei Pagani. Después del noviciado hizo los
estudios humanísticos y teológicos en Aversa, Madaloni, Benevento y Amalfi,
donde fue ordenado sacerdote. Por 8 años tuvo como maestro de espíritu al
venerable Domingo Giurardelli de Muro Lucano.A pesar de su resistencia a ocupar
puestos de responsabilidad, Buenaventura en octubre de 1703 fue nombrado maestro
de novicios y trasladado a Nocera dei Pagani, donde se ocupó por cuatro años en
la formación espiritual de los jóvenes. En junio de 1707, mientras estaba en el
convento de Santo Spirito de Nápoles por razones de salud, se prodigó en la
asistencia a los enfermos de cólera, epidemia que se desató en Vomero. El 4 de
enero de 1710 fue destinado al convento de Ravello, donde asumió la dirección
espiritual de los monasterios de Santa Clara y de San Cataldo.
Fiel imitador del Seráfico Patriarca, Buenaventura guardaba con celoso cuidado el precioso tesoro de la pobreza que brillaba en su hábito, lleno de remiendos, en su celda y en toda su vida. Por naturaleza tenía un temperamento fogoso, fácil a la ira, pero con la fuerza de su carácter y con la ayuda de Dios supo adquirir una paciencia y una dulzura inalterables.
Fiel imitador del Seráfico Patriarca, Buenaventura guardaba con celoso cuidado el precioso tesoro de la pobreza que brillaba en su hábito, lleno de remiendos, en su celda y en toda su vida. Por naturaleza tenía un temperamento fogoso, fácil a la ira, pero con la fuerza de su carácter y con la ayuda de Dios supo adquirir una paciencia y una dulzura inalterables.
Frente a los reproches, a las
injusticias y a las injurias, aunque sentía bullir su sangre en las venas y
palpitar violentamente el corazón, sin embargo lograba conservar un absoluto
dominio de sí mismo.Su austeridad era inaudita. Los viernes se flagelaba hasta
derramar sangre, en recuerdo de la Pasión de Cristo.
Para con los pobres, los enfermos
y los afligidos era compasivo y les prestaba asistencia. Como auténtico
sacerdote de Cristo su magisterio era evangélico. Con una sola predicación
ordinariamente llegaba a convertir a los pecadores, y a veces, como el buen
pastor, iba a sus casas para buscarlos como la oveja perdida. Su confesionario
se mantenía asediado de penitentes.
A veces pasaba en él días
enteros. Fue fervoroso y celoso devoto de la Virgen. En las predicaciones
invitaba a los fieles a la confianza y al amor hacia la divina Madre. No
emprendía ninguna iniciativa sin colocarla bajo su protección. La Inmaculada
Concepción de María, aunque no era dogma definido, para él era una verdad de la
cual no se podía dudar.
Su vida estuvo marcada por
carismas singulares y prodigios. Después de ocho días de enfermedad, a los 60
años, el 26 de octubre de 1711, con el nombre de María en sus labios, expiró
serenamente en Ravello.
Beatificado por Pio VI el 26 de noviembre de 1775
Beatificado por Pio VI el 26 de noviembre de 1775
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Fuente:
Vidasejemplares.org
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