San Alonso Rodríguez,
Presbítero
Octubre 30 - 31
En Segovia, le causó una profunda impresión el jesuita el beato Pedro Fabro en unas conferencias que impartió en la ciudad. Como conocía al padre Santander, quiso ingresar en los jesuitas de Valencia, aunque estos no quisieron, ya que no tenía muchas letras, ni capacidad para el estudio, además de rondar ya los 40 años; por lo que tuvo que vivir de limosnas. Trabajó como educador de un niño; luego se hizo ermitaño en la ermita de San Mateo, pero aquella vida no era para él y regresó a Valencia. Titubeó un día sobre su vocación y así se lo hizo saber al padre confesor. Este le dijo:
"Hermano, me temo que os perdáis, porque veo que queréis hacer vuestra propia voluntad. Esto de ir a vivir en la soledad y retiraos del mundo ¿no será que buscáis a vos mismo y huís de la cruz que el Señor os tiene preparada?". Se postró ante su confesor y le dijo: "Padre, si esto es así, yo os prometo que renuncio de ahora para siempre a mi propia voluntad". Quería ser jesuita.
Por fin fue admitido e ingresó en el noviciado del colegio de San Pablo de Valencia. El padre Provincial al aceptarlo dirá que le admitía "para que sea santo y para que con sus oraciones y penitencias ayude y sirva a todos". Pronto fue enviado a Palma de Mallorca, para colaborar en el nacimiento del nuevo colegio de Monte Sión, allí fue durante 45 años el portero. Jamás hizo su propia voluntad, ya que quiso cumplir la regla en sus más mínimos detalles. Desde Mallorca pasaban los misioneros que iban a América, y para todos, el encuentro con Alonso fue una experiencia decisiva, sobre todo para san Pedro Claver, el apóstol de los negros, y discípulo espiritual de Alonso. Proverbial fue su obediencia hacia sus superiores, hasta el punto de no abrir al virrey, después de que su rector le dijera que no abriera a nadie.
Durante su vida en la Compañía fue atormentado por numerosas tentaciones sexuales y sueños eróticos que le acosaban día y noche. Como si no fuera bastante malo todo eso, al final de su vida se sintió totalmente indigno, escribiendo: “Soy bueno para nada. No hago nada para quienes están en la casa, ni para los de fuera ni para mi mismo”. Patrón de Segovia y de Mallorca.
Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de paños.
Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús.
A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar, pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.
Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se ha quedado solo.
Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su edad, la falta de estudios y escasa salud.
Trabaja entonces en comercio y de ayo.
Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año 1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años.
Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.
Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.
Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.
Fue canonizado por el papa León XIII junto con san Pedro Claver.
Octubre 30 - 31
Martirologio Romano: En la ciudad
de Palma, en la isla de Mallorca, san Alonso Rodríguez, que, al perder su esposa
e hijos, entró como religioso en la Compañía de Jesús y estuvo como portero del
colegio de aquella ciudad durante largos años, mostrando una gran humildad,
obediencia y constancia en una vida penitente. (c.1533 -
1617).
Natural de Segovia, era hijo de
comerciantes de tejidos; sus padres se llamaban: Diego Rodríguez y María Gómez
de Alvarado, que tuvieron 11 hijos. Se fue a estudiar al colegio de jesuitas de
Alcalá de Henares, pero su padre murió y tuvo que regresar a Segovia, para
dedicarse al negocio familiar, en sus peores momentos de venta y que su falta de
experiencia hizo que el negocio fuera de mal en peor. Se casó con la rica María
Suárez de la que tuvo dos
hijos.
Al poco tiempo murieron su madre,
su esposa y sus hijos y el negocio iba de mal en peor. "Le toco Dios con algunos
trabajos, despertándole al menosprecio del mundo; acompañando a este su propio
conocimiento, el conocimiento de Dios", después de pasar por una prueba en la
que superó unos escrúpulos enormes. Todo había sido un fracaso, fracaso
providencial. A sus hermanas les entregó todo lo que
poseía.
En Segovia, le causó una profunda impresión el jesuita el beato Pedro Fabro en unas conferencias que impartió en la ciudad. Como conocía al padre Santander, quiso ingresar en los jesuitas de Valencia, aunque estos no quisieron, ya que no tenía muchas letras, ni capacidad para el estudio, además de rondar ya los 40 años; por lo que tuvo que vivir de limosnas. Trabajó como educador de un niño; luego se hizo ermitaño en la ermita de San Mateo, pero aquella vida no era para él y regresó a Valencia. Titubeó un día sobre su vocación y así se lo hizo saber al padre confesor. Este le dijo:
"Hermano, me temo que os perdáis, porque veo que queréis hacer vuestra propia voluntad. Esto de ir a vivir en la soledad y retiraos del mundo ¿no será que buscáis a vos mismo y huís de la cruz que el Señor os tiene preparada?". Se postró ante su confesor y le dijo: "Padre, si esto es así, yo os prometo que renuncio de ahora para siempre a mi propia voluntad". Quería ser jesuita.
Por fin fue admitido e ingresó en el noviciado del colegio de San Pablo de Valencia. El padre Provincial al aceptarlo dirá que le admitía "para que sea santo y para que con sus oraciones y penitencias ayude y sirva a todos". Pronto fue enviado a Palma de Mallorca, para colaborar en el nacimiento del nuevo colegio de Monte Sión, allí fue durante 45 años el portero. Jamás hizo su propia voluntad, ya que quiso cumplir la regla en sus más mínimos detalles. Desde Mallorca pasaban los misioneros que iban a América, y para todos, el encuentro con Alonso fue una experiencia decisiva, sobre todo para san Pedro Claver, el apóstol de los negros, y discípulo espiritual de Alonso. Proverbial fue su obediencia hacia sus superiores, hasta el punto de no abrir al virrey, después de que su rector le dijera que no abriera a nadie.
Fue también un gran hombre de
oración, y tuvo experiencias místicas de la presencia de Cristo y de María.
Cuando cualquiera lo llamaba "hacia interiormente actos de alegría, repitiendo:
Señor, yo os abriré a Vos, por amor de Vos; ¡ya voy Señor!”. El rosario le había
hecho callos en los dedos; y sentía la presencia de la Virgen, lo mismo en sus
trabajos, que en sus caminatas. Frente a las tentaciones tenía una frase: "Hasta
el día del juicio, estoy dispuesto a sufrir por Jesucristo". Decía: "Dios no nos
ha llamado a la vida religiosa y retirada del mundo para que no tengamos cuidado
de las cosas que respectan al
cuerpo...
El mismo, nuestro Señor y nuestro
Dios, tiene cuidado de nuestro cuerpo, como de nuestra alma y prevé a todas sus
necesidades por medios de los superiores". "El camino que el alma debe seguir
para alcanzar la santidad, es aquella de mortificarse con ayuda de la oración...
Los pasos que tiene que dar son los actos interiores del corazón, con los cuales
se vence". "¡Ay Señor! Si supiese, y si lo pudiese hacer, os serviría como
todas las criaturas del cielo juntas". "La más grande caridad es obedecer a
Dios".
Durante su vida en la Compañía fue atormentado por numerosas tentaciones sexuales y sueños eróticos que le acosaban día y noche. Como si no fuera bastante malo todo eso, al final de su vida se sintió totalmente indigno, escribiendo: “Soy bueno para nada. No hago nada para quienes están en la casa, ni para los de fuera ni para mi mismo”. Patrón de Segovia y de Mallorca.
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Estaba un día enfermo y le llevó el enfermero la
comida a la cama con un mandato de parte del Padre Superior: «que se coma todo
el plato». Cuando regresa el enfermero, le encuentra deshaciendo el plato y
comiéndolo pulverizado. El santo se impuso a sí mismo una obediencia ciega; se
exigió a sí mismo tanto que uno de los padres le dijo un buen día «que obedecía a lo asno».Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de paños.
Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús.
A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar, pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.
Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se ha quedado solo.
Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su edad, la falta de estudios y escasa salud.
Trabaja entonces en comercio y de ayo.
Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año 1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años.
Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.
Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.
Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.
Fue canonizado por el papa León XIII junto con san Pedro Claver.
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Fuente:
Archidiócesis de
Madrid
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