Octubre 31
†: s. III - país: Francia
Cerca de la ciudad de Vermand, en la Galia Bélgica, san Quintín, mártir, del orden senatorial, que padeció por Cristo en tiempo del emperador Maximiano.
†: s. III - país: Francia
Cerca de la ciudad de Vermand, en la Galia Bélgica, san Quintín, mártir, del orden senatorial, que padeció por Cristo en tiempo del emperador Maximiano.
patronazgo: patrono de cerrajeros, sastres, porteros, médicos y capellanes; protector contra la tos, tos ferina, el goteo de la nariz y la hidropesía.
San Quintín era romano. Según la
leyenda, partió a la Galia en compañía de san Luciano de Beauvais. Ambos
predicaron juntos en ese país, y no se separaron sino hasta llegar a Amiens. San
Quintín se quedó allí, para hacer el intento de ganar a Cristo esa comarca con
el trabajo y la oración. Su premio fue la corona del martirio. El prefecto
Ricciovaro, habiendo tenido noticias de los progresos del cristianismo en
Amiens, mandó aprehender a san Quintín. Al día siguiente, el santo misionero
compareció ante el prefecto, que trató en vano de doblegarle con promesas y
amenazas. Como no lo lograse, le mandó azotar y le encerró en una mazmorra, a
donde los cristianos no podían ir a
visitarle.
El relato del martirio de San
Quintín está formado por una serie de torturas y milagros inventados. Se cuenta
que se le atormentó en el potro hasta descoyuntarle todos los huesos; después se
le desgarró con garfios, se le virtió aceite hirviente en la espalda y se le
aplicaron a los costados antorchas encendidas. Con la ayuda de un ángel, Quintín
escapó de la prisión, pero los guardias le arrestaron nuevamente cuando
predicaba en la plaza pública. Al partir de Amiens, Ricciovaro mandó que Quintín
fuese conducido a Augusta Veromanduorum (actualmente Saint-Quentin) y allí trató
de doblegarle otra vez. Finalmente, avergonzado al verse vencido por el santo,
Ricciovaro mandó torturarle de nuevo y degollarle. En el momento de la
ejecución, una paloma salió del cuello cercenado y se perdió en el
cielo.
El cadáver fue arrojado al río
Somme, pero los cristianos lo recuperaron y lo sepultaron cerca de la
ciudad.
Dado que san Gregorio de Tours
habla ya de una iglesia dedicada a San Quintín, no hay razón para dudar que haya
sido un mártir auténtico. Pero su biografía ha sido embellecida con toda clase
de agregados legendarios y existen versiones muy
diferentes.
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Véase una lista de las leyendas
en Biblioteca Hagiográfica Latina, nn. 6999-7021. En el largo artículo
consagrado a san Quintín, en Acta Sanctorum, oct., vol. XIII (1883) se citan
varios textos de la leyenda y algunos relatos de la translación de las
reliquias; pero de entonces acá, se han descubierto otras versiones, entre las
que se cuenta cierto número de poemas carolingios (por ej. Analecta Bollandiana,
vol. xx, 1901, pp.
1=44).
Es interesante notar que Beda
conoció la leyenda de San Quintín; véase Martyrologes historiques de Dom
Quentin, quien opina que el pasaje de Beda es auténtico. La expresión castellana
«armarse la de san Quintín» no se refiere de manera directa al santo, sino a las
batallas (varias a lo largo de la historia) ocurridas en torno a la ciudad de
Saint-Quentin.
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fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: eltestigofiel.org
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: eltestigofiel.org
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