San Valerico o Valerio de Lauconne, Presbítero Abad
Abril 1
Abril 1
Martirologio Romano: En Lauconne, cerca de Amiens, en Francia, san Valerico
o Valerio, abad, que atrajo a no pocos compañeros hacia la vida eremítica.
Hoy 01 de Abril la Iglesia Católica recuerda a San Valerio quien nació en
Auvernia, en el seno de una familia humilde. Guillermo el Conquistador mandó
exponer solemnemente sus reliquias para obtener del cielo un viento favorable a
fin de que zarpara su expedición a Inglaterra. El santo, que era su pastor, se
las arregló para aprender a leer mientras cuidaba el ganado y llegó a conocer de
memoria el salterio. Un día, su tío le llevó a visitar el monasterio de Autumo,
Valerio insistió en quedarse y su tío le permitió continuar ahí su educación,
aunque no es del todo, cierto que el santo haya tomado el hábito en ese
convento. Algunos años después.
Pasó a la abadía de San Germán de Auxerre, pero no parece que haya vivido
ahí mucho tiempo. En aquella época de los monjes podían pasar libremente de un
convento a otro, algunos eran simplemente espíritus inquietos, incapaces de
establecerse en un sitio pero otros cambiaban de monasterio por verdadero
espíritu de perfección, en busca de directores espirituales capaces de ayudarlos
a santificarse.
San Valerio se contaba entre sitios últimos. La fama de San Columbano y sus
discípulos le movió a ir a Luxueil para ponerse bajo la dirección del gran santo
irlandés. Con él fue su amigo Bobo, un noble a quien Valerio había convertido y
que abandonó todas sus posesiones para seguirle. Ambos se establecieron en
Luxueil, donde encontraron el director espiritual y la forma de vida que
necesitaban. San Valerio estaba encargado de cultivar un aparte del huerto. Los
otros monjes consideraron como un milagro que los insectos no atacasen la parte
del huerto confiada a Valerio, en tanto que devastaban todo el resto, también
parece que esto fue lo que movió a San Columbano, quien tenía ya una idea muy
elevada de la santidad de Valerio, a admitirle a la profesión después de un
noviciado excepcionalmente breve.
El rey Teodorico expulsó al abad del monasterio y sólo permitió que
partiesen con él lo monjes irlandeses y bretones. San Valerio, que no quería
quedarse en el monasterio sin su maestro, obtuvo permiso de acompañar a un monje
llamado Waldolano, quien iba a partir a una misión de evangelización. Se
establecieron en Neustria, donde predicaron con gran libertad, la elocuencia y
los milagros de Valerio lograron numerosos conversiones. Sin embargo el santo se
sintió pronto llamado de nuevo retirarse del mundo, esta vez a la vida
eremítica. Siguiendo el consejo del obispo Bercundo, escogió un sitio solitario
cerca de mar, en la desembocadura del río Somme. Pero, a pesar de todos sus
esfuerzos por ocultarse, no consiguió permanecer ignorado, pronto se le
reunieron algunos discípulos y las celdas empezaron a multiplicarse en lo que
más tarde se convertiría en la célebre abadía de Lauconne.
San Valerio partía, de vez en cuando, a predicar misiones en la región,
obtuvo un éxito tan grande, que se cuenta que evangelizó no sólo lo que ahora se
llama Pas-de-Calais, sino toda la costa oriental del estrecho.
San Valerio era alto y de figura ascética, su singular bondad suavizó la
rigidez de la regla de San Columbano con excelentes resultados. Los animales
acudían a él sin temor, los pájaros iban a posarse sobre sus hombros y a comer
en sus manos, en más de una ocasión, el buen abad dijo a os que iban a
visitarle. "Dejad comer en paz a estas inocentes criaturas de Dios". San Valerio
gobernó el monasterio durante seis años por lo menos y murió hacia el año
propagar rápidamente su culto. Dos poblaciones francesas le deben su nombre:
Saint-Valéry-sur-Somme y Saint-Valéry-en-Caux. Ricardo Corazón de León trasladó
las reliquias del santo a esta última ciudad, que se halla en Normandía, pero
más tarde fueron nuevamente llevadas a Saint-Valéry-sur-Somme, a la abadía de
Lauconne.
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