Beato Mateo (Juan Francisco) Carreri, Presbítero
Octubre 5
Martirologio Romano: En Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan Francisco) Carreri, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador de la Palabra de Dios en su tiempo (1470).
Martirologio Romano: En Vigevano, de la Lombardía, beato Mateo (Juan Francisco) Carreri, presbítero de la Orden de Predicadores, que fue vehemente y fecundo predicador de la Palabra de Dios en su tiempo (1470).
Fecha de beatificación: El Papa
Benedicto XIV confirmó su culto el 23 de septiembre de 1742.
Juan Francesco Carreri, de la noble familia Carreri, debe ser contado entre los religiosos que en el siglo XV más infatigablemente trabajaron por la salud de las almas y por la reforma de la Orden. Cambió su nombre de pila al de Mateo. De niño parecía un ángel por la belleza del cuerpo y por la bondad del corazón. No le faltaron insidias y tentaciones pero él, con la gracia de Dios las superó todas, reportando una completa victoria.
Juan Francesco Carreri, de la noble familia Carreri, debe ser contado entre los religiosos que en el siglo XV más infatigablemente trabajaron por la salud de las almas y por la reforma de la Orden. Cambió su nombre de pila al de Mateo. De niño parecía un ángel por la belleza del cuerpo y por la bondad del corazón. No le faltaron insidias y tentaciones pero él, con la gracia de Dios las superó todas, reportando una completa victoria.
Deseoso de abrazar la vida
religiosa le pidió a Dios hacerle conocer su voluntad y un día, entrando en la
iglesia de Santo Domingo de Mantua, quedó tan suavemente golpeado por la devota
salmodia de los frailes, que enseguida decidió entrar en la Orden de los
Predicadores. Su noviciado fue uno de los más fervientes, y a menudo el Padre
Maestro tuvo que moderar en él su excesivo
ardor.
La oración, el estudio, la
penitencia fueron los medios seguros con que se preparó para su portentosa
oratoria. Lombardía y Toscana fueron sacudidas por su ardiente palabra y los
prodigios que lo acompañaron. Combatió sin descanso la profanación de los días
festivos y las diversiones ilícitas. Llevó un espíritu nuevo a varios conventos,
especialmente en aquel de Soncino, en el que introdujo una completa reforma.
Cuido mucho de la Tercera Orden haciendo brotar aquella admirable flor de
santidad, que fue Luchina de Soncino. Deseaba poder degustar, antes de morir,
alguna gota de la Pasión del Salvador, y lo consiguió: La Cruz del Gólgota se le
apareció y su corazón fue traspasado por una aguda flecha. Su muerte, ocurrida
el 5 de octubre de 1470 en Vigevano, fue seguida por muchos
milagros.
Su cuerpo es venerado en la
iglesia de San Pedro Mártir. Los vigevanenses en el 1482 consiguieron del Papa
Sixto IV la autorización de celebrar la memoria litúrgica y, en el 1518, fue
proclamado Co-patrono de la
ciudad.
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Fuente:
Santiebeati.it
Traducción: Xavier
Villalta
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