Beatos Juan Hashimoto, Tecla, Luisa, Marta y 48
compañeros, Mártires
Octubre 6
Octubre 6
†: 1619 - país: Japón
B: Benedicto XVI 24 nov 2008
En Miyaco, Kyoto, beatos Juan Hashimoto, Samurai, Tecla, su esposa, Luisa, Marta, hijas suyas, y sus otros cuatro hijos, y 44 compañeros, la mayoría gente común, varias de ellas madres jóvenes con sus hijos, todos mártires. †: 1619
Reproduzco aquí la parte pertinente del relato
sobre los 188 mártires del Japón publicado en L'Osservatore Romano, con ocasión
de la beatificación, en noviembre de 2008 (el escrito completo de Mons. Esquerda
Bifet puede leerse en la página del grupo):
El gran martirio de Miyaco (Kyoto), 6 de octubre
de 1619 (cincuenta y dos mártires)
Este es uno de los martirios numerosos, o
masivos, de Japón. En el martirio de Kyoto murieron cincuenta y dos cristianos
quemados vivos: un samurai de alto rango, Juan Hashimoto con su esposa Tecla,
encinta, y sus seis hijos, de entre tres y doce años; la mayoría eran gente
sencilla del pueblo, madres jóvenes con sus hijos, que vivían agrupados en una
calle de Kyoto («calle de los que creen en Dios») y que habían sido atendidos
anteriormente por misioneros y catequistas, también martirizados posteriormente,
algunos ya beatificados. Las madres martirizadas ofrecían a sus hijos pequeños:
«¡Señor Jesús, recibe a estos niños!». Todo el grupo siguió la misma suerte:
encarcelados en diversas fechas, orando y cantando en la cárcel, crucificados y
quemados todos juntos, afirmaron su fe. Constan los nombres de cada uno y su
testimonio cristiano y martirial, algunas familias enteras. El samurai Juan fue
un apoyo para todos.
Destaca el martirio de Tecla, en medio de las
llamas, sujeta a la cruz con tres hijos pequeños, consolándolos, apretando a la
más pequeña, Luisa, de tres años, entre sus brazos, mientras los otros tres
ardían en la cruz próxima. Destaca también la actitud martirial de la niña
Marta, de siete años, que quedó ciega en la cárcel y a quien los mismos guardias
quisieron liberar haciéndola apostatar; la niña Marta respondió profesando la fe
en nombre de todos y pudo morir junto a su madre.
El martirio fue contemplado por numerosos
cristianos y miles de paganos. De este martirio quedan numerosos testimonios,
incluso de un anticatólico —trabajador de la compañía inglesa de Hirado, quien
también describe la muerte y oración de Tecla con sus hijos— y de los archivos
civiles japoneses. El martirio fue divulgado de inmediato en Occidente, gracias
a la carta annual de Rodrigues Giram, del año 1619 —el mismo año del martirio—,
que tomó los datos de la relación del padre Benito Fernández, mártir dos años
después.
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fuente: «L`Osservatore Romano»
Tomado de: eltestigofiel.com
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