Santa Eduvigis de Polonia, Religiosa
Octubre 15
Octubre 15
n.: c. 1174 - †: 1243 - país: Polonia
otras formas del nombre: Hedwig, Eduviges
canonización: C: Clemente IV 26 marzo 1267
En el monasterio de Trebnitz, en Silesia, muerte de santa Eduvigis, religiosa, cuya memoria se celebra mañana.
patronazgo: patrona de Silesia y Polonia, de Berlín, Wroclaw, Trebnitz y Cracovia, de las personas que migran y los cónyuges.
oración:
Señor, por intercesión de santa Eduvigis, cuya
vida fue para todos un admirable ejemplo de humildad, concédenos siempre los
auxilios de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén (oración litúrgica).
Eduviges era hija del conde Bertoldo de Andechs.
Nació en Andechs, de Baviera, hacia 1174. Su hermana Gertrudis fue la madre de
santa Isabel de Hungría. Sus padres la confiaron, de niña, a las religiosas del
monasterio de Kintzingen, en Franconia. A los doce años de edad, Eduviges
contrajo matrimonio con el duque Enrique de Silesia, quien sólo tenía dieciocho
años y Dios los bendijo con siete hijos, pero sólo uno de ellos, Gertrudis,
sobrevivió a su madre y llegó a ser abadesa de Trebnitz. El marido de Eduviges
heredó el ducado a la muerte de su padre, en 1202. Inmediatamente, a instancias
de su esposa, fundó el gran monasterio de religiosas cistercienses de Trebnitz,
a cinco kilómetros de Breslau. Se cuenta que todos los malhechores de Silesia
fueron condenados a trabajar en la construcción del monasterio, que fue el
primer convento de religiosas en Silesia. El duque y su mujer fundaron además
otros muchos monasterios, con lo cual no sólo propagaron en sus territorios la
vida religiosa, sino también la cultura germánica.
Entre los monasterios fundados por los duques,
los había de cistercienses, de canónigos de San Agustín, de dominicos y de
franciscanos. Enrique fundó el hospital de la Santa Cruz en Breslau, y santa
Eduviges, un hospital para leprosas en Neumarkt donde solía asistir
personalmente a las enfermas. Después del nacimiento de su último hijo, en 1209,
Eduviges instó a su marido para que hiciesen voto de continencia perpetua y, en
adelante, vivieron separados durante largos períodos. Según se cuenta, en los
treinta años que le restaban de vida, Enrique no volvió a cortarse la barba ni a
llevar oro, plata o púrpura. Por ello se le llamó Enrique el Barbado.
Los hijos de Enrique y Eduviges hicieron sufrir
mucho a sus padres. Por ejemplo, en 1212, el duque repartió sus posesiones entre
Enrique y Conrado, sus hijos varones, pero ninguno de los dos quedó contento con
su parte. A pesar de que santa Eduviges hizo cuanto pudo por reconciliarlos, los
dos hermanos y sus partidarios trabaron batalla, y Enrique derrotó a su hermano
Conrado. Esa pena ayudó a santa Eduviges a comprender y deplorar la vanidad de
las cosas del mundo y a despegarse más y más de él. A partir de 1209, la santa
fijó su principal residencia en el monasterio de Trebnitz, a donde solía
retirarse con frecuencia. Durante sus retiros, dormía en la sala común con las
otras religiosas y observaba exactamente la distribución. No usaba más que una
túnica y un manto, lo mismo en invierno que en verano y llevaba, sobre sus
carnes una camisa de pelo con mangas de seda blanca para que nadie lo
sospechase. Como acostumbraba caminar hasta la iglesia con los pies desnudos
sobre la nieve, los tenía destrozados, pero llevaba siempre en la mano un par de
zapatos para ponérselos si encontraba a alguien por el camino. Un abad le regaló
en cierta ocasión un par de zapatos nuevos y le arrancó la promesa de que los
usaría. Algún tiempo después, el abad volvió a ver a la santa descalza y le
preguntó dónde estaban los zapatos. Eduviges los sacó de entre los pliegues de
su manto, diciendo: «Siempre los llevo aquí».
En 1227, los duques Enrique de Silesia y Ladislao
de Sandomir se reunieron para organizar la defensa contra el ataque del
«svatopluk» de Pomerania. Pero el svatopluk se enteró y cayó sobre ellos,
precisamente durante la reunión, y Enrique, que estaba en el baño, apenas logró
escapar con vida. Santa Eduviges acudió lo más pronto posible a cuidar a su
marido, pero éste había partido ya con Conrado de Masovia para defender los
territorios de Ladislao, quien había perecido a manos del svatopluk. La victoria
favoreció a Enrique, el cual se estableció en Cracovia. Pero al poco tiempo fue
nuevamente atacado por sorpresa en Mass, y Conrado de Plock le tomó prisionero.
La file Eduviges intervino y consiguió que ambos duques llegasen a un acuerdo,
mediante el matrimonio de las dos nietas de Enrique con los dos hijos de
Conrado. Así se evitó el encuentro entre las fuerzas de ambos, con gran regocijo
de santa Eduviges, quien siempre hacía cuanto estaba en su mano para evitar el
derramamiento de sangre.
En 1238, murió el marido de santa Eduviges y fue
sucedido por su hijo Enrique, apodado «el Bueno». Cuando la noticia de la muerte
del duque llegó al monasterio de Trebnitz, las religiosas lloraron mucho;
Eduviges fue la única que permaneció serena y reconfortó a las demás: «¿Por qué
os quejáis de la voluntad de; Dios?. Nuestras vidas están en sus manos, y todo
lo que ÉI have está bien hecho, lo mismo si se trata de nuestra propia muerte
que de la muerte de los seres amados». La santa tomó entonces el hábito
religioso de Trebnitz, pero no hizo los votos para poder seguir administrando
sus bienes en favor de los pobres. En cierta ocasión, santa Eduviges encontró a
una pobre mujer que no sabía el Padrenuestro y comenzó a enseñárselo; como la
infeliz aldeana no consiguiese aprenderlo, la santa la llevó a dormir en su
propio cuarto para aprovechar todos los momentos libres y repetirle la oración
hasta que la mujer consiguió aprenderla de memoria y entender lo que
decía.
En 1240, los tártaros invadieron Ucrania y
Polonia. El duque Enrique II les presentó la batalla cerca de Wahlstadt. Se dice
que los tártaros emplearon entonces los gases venenosos: «un humo espeso y
nauseabundo brotaba en forma de serpiente de unos tubos de cobre y embrutecía a
los soldados polacos». Enrique pereció en la batalla. Santa Eduviges tuvo una
revelación sobre la muerte de su hijo tres días antes de que llegase la noticia
y dijo a su amiga Dermudis: «He perdido a mi hijo; se me ha escapado de las
manos como un pajarillo y jamás volveré a verle». Cuando el mensajero trajo la
triste noticia, santa Eduviges consoló a su hija Gertrudis y a Ana, la esposa de
Enrique. Dios premió la fe de su sierva con el don de milagros. Una religiosa
ciega recobró la vista cuando la santa trazó sobre ella la señal de la cruz. El
biógrafo de Eduviges relata varias otras curaciones milagrosas obradas por ella
y menciona diversas profecías de la santa, entre las que se contaba la de su
propia muerte. Durante su última enfermedad, santa Eduviges pidió la
extremaunción cuando todos la creían fuera de peligro. Murió en octubre de 1243
y fue sepultada en Trebnitz. Su canonización se llevó a cabo en 1267. En 1706 la
fiesta de santa Eduviges fue incluida en el calendario general de la Iglesia de
Occidente.
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Existe en latín una biografía o leyenda de santa
Eduviges, escrita probablemente a fines del siglo XIII; el autor, anónimo,
afirma que se basó principalmente en las memorias del cisterciense Engelberto de
Leubus. Existen dos versiones: la corta y la larga; ambas pueden verse en Acta
Sanctorum, oct., vol. VIII, y en otras obras. En Schlakenwert se conserva una
copia manuscrita, que data de 1353 y es particularmente interesante por las
miniaturas con que está iluminada; dichas miniaturas han sido reproducidas con
frecuencia, por ejemplo en la obra de Riesch, Die hl. Hedwig (1926). Las
principales biografías alemanas son las de F. H. GSrlich (1854); F. Becker
(1872); F. Promnitz (1926); K. y F. Metzger (1927). En la imagen, una de las
miniaturas de la edición de la Vida de 1353 mencionada en la
bibliografía.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
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Tomado de: eltestigofiel.com
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