Mayo 23
Martirologio Romano: Cerca de Gemboux, en la comarca de Lieja, en Lotaringia, hoy en Bélgica, sepultura de san Guiberto, monje, que, habiendo abandonado sus insignias militares y abrazado la disciplina de la vida monástica, construyó un cenobio en un terreno de su heredad, retirándose después al monasterio de Gorze. († 962)
Martirologio Romano: Cerca de Gemboux, en la comarca de Lieja, en Lotaringia, hoy en Bélgica, sepultura de san Guiberto, monje, que, habiendo abandonado sus insignias militares y abrazado la disciplina de la vida monástica, construyó un cenobio en un terreno de su heredad, retirándose después al monasterio de Gorze. († 962)
Etimológicamente: Guiberto = “protector”. Viene de la lengua
alemana.
Guiberto presintió en su corazón la presencia de Alguien que lo llamaba a ser feliz, alejado de tantos bienes como le había dejado su padre en herencia.
Guiberto descendía de una de las más ilustres familias de Lotaringia.
Después de una brillante carrera militar, Guiberto se sintió llamado por Dios a
abandonar el mundo y practicar la vida solitaria en una de sus posesiones.
Durante sus años de vida eremítica, maduró el proyecto de fundar un convento en que los monjes, totalmente retirados del mundo, se consagrasen a cantar incesantemente las divinas alabanzas. La abuela de san Guiberto, que se llamaba Gisla, contribuyó a la dotación de la fundación. El primer abad fue un hombre de Dios, llamado Herluino. En cuanto el nuevo convento quedó organizado, San Guiberto se retiró a la abadía de Gorze, en la que tomó el hábito; así pudo librarse de las muestras de respeto que le prodigaban los monjes de Gembloux y evitar toda forma de complacencia.
Durante sus años de vida eremítica, maduró el proyecto de fundar un convento en que los monjes, totalmente retirados del mundo, se consagrasen a cantar incesantemente las divinas alabanzas. La abuela de san Guiberto, que se llamaba Gisla, contribuyó a la dotación de la fundación. El primer abad fue un hombre de Dios, llamado Herluino. En cuanto el nuevo convento quedó organizado, San Guiberto se retiró a la abadía de Gorze, en la que tomó el hábito; así pudo librarse de las muestras de respeto que le prodigaban los monjes de Gembloux y evitar toda forma de complacencia.
Algún tiempo antes de su muerte, los monjes de Gembloux, al acordarse de
él, fueron a pedirle que regesara al monasterio. San Guiberto pasó los últimos
años de su vida en Gorze, donde sufrió una dolorosa enfermedad. Murió a los
setenta años de edad, el 23 de mayo de 962. Su tumba se vio honrada con
numerosos milagros.
En toda la Edad Media, Gembloux fue un atractivo religioso de primer orden
debido al desprendimiento de este joven que, en lugar de enamorarse de las
riquezas materiales, se enamoró de Cristo.
=
Fuente: P. Felipe Santos || «Vidas de los santos», Alban Butler
No hay comentarios.:
Publicar un comentario