San Jeremías, Profeta y Mártir
Mayo 1
Mayo 1
Etimológicamente significa “Dios me levanta”. Viene de la lengua
hebrea.
Vivió en el año 566 antes de Cristo. Este profeta es uno de los llamados
grandes por la extensión de sus escritos. Dios se vale de personas en cada
tiempo para hacer el bien y para dar a conocer la buena noticia que viene del
cielo.
El vivía feliz con sus padres en una aldea cercana a Jerusalén. De pronto
el Señor irrumpió en su vida y le trastornó todos sus planes. Al principio se
opuso indicándole que era muy joven y que, además, era tartamudo.
Ante estas palabras, Dios le dijo:" No digas que eres demasiado joven o
demasiado débil, porque yo iré contigo y te ayudaré". Le tocó predicar en
tiempos difíciles en los que reinaron varios reyes. Profetizó acerca de la
destrucción que sufriría Jerusalén. Ante profecías como ésta, alguna gente
reaccionaba en contra suya apedreándolo o expulsándolo a otros lugares o
naciones.
Entre tanta pena tuvo el consuelo de que el rey Josías lo entendió y le
ayudó en suscitar o restaurar la religiosidad del pueblo elegido por Dios,
Israel. Otros reyes, sin embargo, le hicieron la vida imposible.
Jeremías, a pesar de su juventud, no tenía pelillos en la lengua para decir
las verdades a cualquiera. Cosa que también ocurre con los mártires y profetas
de este siglo XXI y del recién acabado XX.
Hubo reyes que se permitieron el lujo de quemarle sus escritos proféticos.
Otros lo encarcelaban y le amenazaban con darle muerte si no se callaba.
Estando en estas circunstancias, el Señor que nunca defrauda a nadie que se
fíe de él, le dijo estas palabras:" Te haré fuerte como el diamante si no te
acobardas. Pero si te dejas llevar por el miedo, me apartaré de ti".
Estas palabras le animaron a proseguir en su labor apostólica. Sentía en
sus carnes que parte del pueblo y sus gobernantes “pasaban” de él. "Señor, todos
se burlan de mí. Cuando voy por las calles se ríen y y dicen: Allá va el de las
malas noticias". Eran los desahogos del profeta ante Dios.
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Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net
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