Beato Roger de Todi y Beata Felipa Mareri |
Enero 5 - 14
Martirologio Romano: En la ciudad de Todi, en la Umbría (Italia), beato Rogerio,
presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, discípulo de san Francisco y
ferviente imitador suyo
(1237).
Fecha de beatificación: Benedicto XIV el 24 de abril de 1751
aprobó la invocación como beato.
La primera clarisa honrada con culto público no fue Santa Clara, sino la Beata Felipa Mareri, muerta en 1236, cuando santa Clara todavía vivía en San Damián de Asís. Al nombre y a la vida de la Beata Felipa está ligada la vida y la figura del Beato Rogelio, umbro también, de Todi, que conoció personalmente a San Francisco y fue uno de sus primerísimos seguidores junto con Bernardo de Quintaval, Gil, León, Silvestre. San Francisco solía decir: verdadero hermano menor es el que tiene la fe de Fray Bernardo, la simplicidad y la pureza de Fr. León, la benignidad de Fr. Angel, la presencia agradable de Fr. Maseo, la paciencia de Fr. Junípero, la solicitud de Fr. Lúcido y la caridad de Fr. Rogelio.
La primera clarisa honrada con culto público no fue Santa Clara, sino la Beata Felipa Mareri, muerta en 1236, cuando santa Clara todavía vivía en San Damián de Asís. Al nombre y a la vida de la Beata Felipa está ligada la vida y la figura del Beato Rogelio, umbro también, de Todi, que conoció personalmente a San Francisco y fue uno de sus primerísimos seguidores junto con Bernardo de Quintaval, Gil, León, Silvestre. San Francisco solía decir: verdadero hermano menor es el que tiene la fe de Fray Bernardo, la simplicidad y la pureza de Fr. León, la benignidad de Fr. Angel, la presencia agradable de Fr. Maseo, la paciencia de Fr. Junípero, la solicitud de Fr. Lúcido y la caridad de Fr. Rogelio.
Por su equilibrio, unido al más ferviente celo misionero, fue
enviado por San Francisco a España para fundar allí la Orden Franciscana. Erigió
conventos, acogió religiosos que supo formar en el espíritu seráfico y los
organizó como Provincia religiosa. Cuando hubo cumplido su oficio de
organizador, regresó a Italia. San Francisco entonces le confió la dirección
espiritual del monasterio de las Clarisas fundado por la beata Felipa Mareri,
después que esta mujer de vida excepcional y casi desconcertante hubo templado
en la soledad de un eremitorio rural su vocación de penitente y de guía de otras
mujeres
penitentes.
Con los sabios consejos del franciscano Rogelio, la comunidad
de Felipa Mareri, que al principio había tenido carácter un poco irregular, o
mejor, no bien definido, se enmarcó ejemplarmente en la Regla de la Segunda
Orden, la misma que San Francisco había dictado para Santa Clara y sus damas y
que ya producía copiosos frutos espirituales. Felipa Mareri se ligó con
afectuosa devoción al franciscano de Todi, bajo cuya dirección la comunidad por
ella querida, progresaba tan claramente en la perfección. Cuando la Beata de
Rieti estuvo cercana a la muerte, pidió ser confortada por el Beato de Todi. En
el elogio fúnebre él la invocó como se invoca a los
santos.
Rogelio sobrevivió poco a su hija espiritual. Volvió a Todi,
donde su vida dio nuevos fulgores de santidad. Meditaba a menudo en el
nacimiento de Jesús, que muchas veces se le apareció en forma de niño y tuvo el
gozo de apretarlo amorosamente en sus brazos. Una mujer paralítica volvió a
caminar después de haber recibido su bendición. Otra mujer afectada de locura,
que se descontrolaba con gritos y acciones descompuestas, al contacto de su mano
curó perfectamente. El 5 de enero de 1237 fue llamado por Dios al premio eterno
el siervo fiel y bueno. Gregorio IX, que lo conoció personalmente, aprobó su
culto locla, y Benedicto XIV el 24 de abril de 1751 aprobó la invocación como
beato.
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Fuente:
Franciscanos.net
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