Siervo de Dios José Pío Gurruchaga, Sacerdote y
Fundador
Mayo 19
“Fue un sacerdote santo, a la zaga siempre de la acción providencial de
Dios. Y entregado de veras a su santa voluntad. Fue un hombre de Dios”.
(Testimonio de los que lo conocieron).
Tal día como hoy, hace 133 años, un 5 de mayo nacía en Tolosa (Guipúzcoa)
el niño José Pío Gurruchaga Castuariense. Antes de que naciera ya era huérfano
de padre, ya que éste falleció dos meses antes de que doña Narcisa diera a luz.
El mismo día fue bautizado y su madre le puso un lacito negro en la capota
blanca, en señal de luto por la muerte de su padre. Doña Narcisa, mujer de fe,
crió en difíciles condiciones al Siervo de Dios, a la vez que le dio una
esmerada educación basada en valores. Durante su infancia, el joven Pepito (así
lo conocían sus familiares) era un niño bueno, dócil y naturalmente inclinado al
bien. Su madre contrajo nuevamente matrimonio con don Agustín Ayestarán y
tuvieron otros dos hijos más; Dolores y Jesús, a quienes el Siervo de Dios
quería profundamente.
Como era costumbre en aquellos años, recibió el sacramento de la
confirmación a los tres años de edad. Conforme fue creciendo, sus padres y
abuelos veían en él unas excelentes dotes para el canto y la música, por lo que
fue enviado al pueblo de Villafranca de Oria, a estudiar con un profesor. El
ambiente de esta familia era muy religioso y esto llenó el alma del joven José
Pío de deseos de ser sacerdote de Cristo y cantar las glorias de María, con la
advocación de los Dolores, de la que era muy devoto.
A los diez años de edad comenzó el pre-seminario a estudiar Humanidades.
Años después, en 1895 se matriculó en el seminario mayor de Vitoria, tenía 14
años. Allí destacó por ser un chaval muy aplicado y obediente. Le llamaban el
“seminarista santo”. Sus calificaciones a lo largo de estos años fueron
sobresalientes “meritíssimus”, es decir, matrícula de honor en todas las
asignaturas de todos los cursos. Acabando el seminario, marchó a la recién
creada Universidad Pontificia de Zaragoza, donde se licenció en Teología. Allí
mantuvo la misma conducta ejemplar y de estudios. Don Remigio Gandásegui,
profesor en aquella universidad, y más tarde arzobispo de Valladolid, le
distinguió con su amistad durante toda su vida.
Pila bautismal de la iglesia de Santa María de Tolosa (España), donde fue
bautizado el Siervo de Dios.
Pila bautismal de la iglesia de Santa María de Tolosa (España), donde fue
bautizado el Siervo de Dios.
Sacerdote
Antes de partir para su tierra natal y dejar Zaragoza, la tierra de la
Virgen del Pilar, recibió el diaconado de manos de monseñor don Juan Soldevila;
esto tuvo lugar en diciembre de 1904. Un año después, reintegrado en su diócesis
de Vitoria. Fue ordenado sacerdote el 23 de diciembre de 1905. Dos días después,
día de San Juan Evangelista, celebró su primera misa solemne en el Convento de
las Monjas Agustinas en Hernani, donde había muerto unos meses antes su tía sor
Dolores Gurruchaga. Al regreso de este importante y solemne acontecimiento, sus
familiares, que volvían a casa, tuvieron un accidente con su carruaje. Por
desgracia murió Agustín (su padrastro) y su madre, muy apenada, se traslado a
vivir con él.
Inmediatamente después de ser ordenado sacerdote, don Leandro Soto, habla
al señor obispo de el cargo de coadjutor que hay vacante en su parroquia. El
señor obispo, viendo bien este cargo de coadjutor para el Siervo de Dios, firma
el nombramiento el día 9 de enero de 1906. Desde el mismo día que tomo posesión
del cargo que se le confió, fue tomando conciencia de las urgencias y
necesidades de reformas pastorales. Con mucho trabajo, el Siervo de Dios José
Pío emprende una labor catequística inmejorable. Como buen sacerdote, fue un
enamorado de la Eucaristía, por esta razón fundó varios grupos eucarísticos
como: los turnos de San Tarsicio, la Obra de la Marías de los Sagrarios,
discípulos de San Juan (fundada por el hoy Beato obispo Manuel González). A esto
le podemos añadir que dirigió y fomento todas las Obras Eucarísticas que se
conocían: “Jueves Eucarísticos”, Adoración Nocturna y Adoración diurna al
Santísimo Sacramento. De esta forma consigue tener acompañado a Jesús
Sacramentado las veinticuatro horas del día. Fue elegido para presidir el cargo
de Director Nacional de la Obra de San Pedro Apóstol, por lo que tuvo que
trasladar su residencia a Madrid, allí también es nombrado presidente de la Liga
Eucarística de los Sacerdotes Adoradores.
Los problemas que fueron sucediéndose a principios del s.XXI en España, también calaron en los feligreses de Irún. Para mejorar estas situaciones laborales y económicas entre los años 1913 y 1919, don José Pío llegó a fundar hasta 11 sindicatos fieles a las directrices de la Iglesia. Él conoce en “in visu” estos problemas. Como sacerdote aporta su inteligencia, corazón y ayuda de a los gremios de los lecheros, modistas, panaderos, ferroviarios, agricultores, empleadas domésticas etc. El señor obispo lo nombró consiliario de estos sindicatos el 3 de mayo de 1916.
Estalabor social es mal vista por muchos, incluso por otros sacerdotes, que
lo dejan prácticamente solo. También es llamado por la justicia a declarar, las
acusaciones vienen de los empresarios que no ven bien la asesoría que daba a los
trabajadores. A pesar de esto, sus fuerzas no se doblegaron, es más, solía
decir: “¡Almas, almas! ¡Cristianizar almas! … Hacer que Jesús reine en el
individuo y en la familia y en la sociedad. Para eso debemos ir, y sólo para
eso, a los sindicatos. El día que te desposes con la policía, habrás perdido tu
fecundidad divina. ¿La policía? Quita, quita, “ad maiora natus sum”…
Las ambiciones del Siervo de Dios, adelantadas a su tiempo, no se limitaron
a atender a sus hijos más cercanos. Es universalista y hasta ecuménico, en 1916
instauró en su parroquia de Santa María del Juncal las Obras Misionales, que por
aquel tiempo florecían en España, además de la Obra de la Santa Infancia y la
Propagación de la Fe. Don José Pío fue el primero en introducir en España la
Obra Misional del Clero Indígena, en el año 1918. A pesar de tener todos estos
cargos y obligaciones, no descuidaba sus tareas propias de sacerdote. Se
levantaba a las 5 de la mañana para adorar al Santísimo, preparar y celebrar la
Santa Misa, y hasta pasaba 11 horas en el confesionario.
Fundación de las Religiosas Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote
La incansable actividad que llevó durante estos años no acabo aquí, la
centró con más esfuerzo en la fundación de la comunidad de Religiosas Auxiliares
Parroquiales, congregación que vio necesaria fundar para la ayuda del sacerdote
en el ministerio de la parroquia, en la formación catequética, visita a los
enfermos, obras sociales etc. Además del servicio, amor y hacer amar a
Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote “sine intermissione”. A esta llamada de
trabajo y santidad vienen atraídas tres señoritas de Acción Católica,
colaboradoras y dirigidas suyas, que son: Clementina Uría, maestra de niños;
Marichu Echepare, secretaria de uno de los sindicatos, y María Asunción
Guerendiáin, catequista. Al Siervo de Dios y a las tres primeras Auxiliares
Parroquiales se les critica; hasta se les calumnia en público. No se entiende
aquella obra suya, aunque tan eclesial y evangélica, se hacen juicios previos,
asegurando su rápida disolución. Don José Pío y las tres iniciadoras se fían de
Dios. Saben que como es cosa suya, Él los guardará.
El día 6 de febrero de 1927, en Irún comienza su andadura, con 7 jóvenes
entregadas, la Pía Unión de las Hijas de la Unión Apostólica. Mientras tanto, el
Siervo de Dios tiene que dedicarse, por mandato de Roma, a la dirección Nacional
de la Obra de San Pedro Apóstol, visitando ciudad por ciudad, hasta implantarla
en cincuenta y dos diócesis del país. El naciente instituto fue dirigido
nuevamente por él, lleno de vida, empezó a extenderse por Valencia, Aya, Orio,
Biarritz, Bilbao, Madrid, etc. Pero no fue hasta después de su muerte cuando
empezó a extenderse en otros países, también fue a su muerte cuando se erige
como Congregación Religiosa de Derecho Diocesano, cambiando el nombre por el
actual, RR. Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote. Sus casas están en
España en su mayoría, en Latinoamérica y en la ciudad de Roma.
Muerte y proceso de beatificación
Sus últimos años quería pasarlos tranquilo, dirigiendo las tandas de
ejercicios espirituales, visitando las casas de su instituto, haciendo pequeños
arreglos de carpintería (era su pasatiempos). Pero una vez más, la Providencia
tenía otros planes para él. Don Casimiro Morcillo, primer obispo de Bilbao,
quiere que el Siervo de Dios sea el primer Deán de su Catedral del Señor
Santiago. A pesar de sus setenta y dos años, se traslada desde Irún hasta la
recién creada diócesis de Bilbao. Aquí emprende muchas iniciativas, que son muy
bien vista por todos. Los canónigos no entendían de dónde podía sacar las
fuerzas y la vitalidad, a lo que Él, autodefiniéndose decía: “Yo soy un hombre
de orar”.
En el invierno de 1966, ya aquejado por algunos problemas, visitó por última vez las casas de su Instituto, animando y aconsejando a todas las religiosas. Unos meses después enfermó gravemente de una bronquitis, que no pudo superar y que lo redujo muchos meses en una cama. El 20 de mayo, sábado, aún pudo celebrar el primer aniversario de la Aprobación Diocesana de su instituto. Viendo que se acercan sus últimos días, el 22 de mayo, al amanecer, manda que le traigan la comunión, diciendo: “Que me traigan muy pronta la comunión, porque yo me marcho; luego será tarde”. Los instantes seguidos son impresionantes, levantó los ojos, los cerró… y se durmió en la tierra para despertar en el cielo. Son la doce del medio día y las campanas tocaban el Angelus. Parecía como si su Señora bajara del cielo para recogerlo y entregarlo a la Santísima Trinidad.
Sus restos fueron inhumados en el cementerio de Irún. El 19 de octubre de
1990 se inició el proceso diocesano de beatificación, cuya apertura presidió el
señor obispo Luis María Larrea, clausurándose por el mismo el 13 de marzo de
1993 en la catedral de Bilbao. El 26 de marzo de ese mismo año se entrega la
documentación en Roma, en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos.
El 7 de febrero de 2007 sus restos mortales son exhumados y trasladados a la
Casa Madre de la Auxiliares Parroquiales de Irún, donde descansan en una
sencilla urna, en continuo clima de oración y petición de gracias. En la
actualidad el proceso está muy avanzado y se está estudiando un posible
milagro.
=
David Garrido
Bibliografía:
- “Un hombre para Dios: José Pío Gurruchaga Castuariense (1881-1967)”. RR.
Auxiliares Parroquiales de Cristo Sacerdote.
Fuente: elsantodeldiamx.blogspot.com
Fuente: elsantodeldiamx.blogspot.com
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