jueves, enero 24, 2013

Evangelio Enero 24, 2013

Predicación y curación de enfermos
Marcos 3, 7-12.
Tiempo Ordinario.
Jesús sigue curando y bendiciendo a los que le buscan.

Del Evangelio según san Marcos 3, 7-12

Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él. Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran. Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle. Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.

Oración introductoria
Señor Jesús, yo también te estoy buscando, quiero tener un momento de intimidad en la oración. Quiero dejarme conquistar por tu amor, dame la luz para saber reconocer lo que me puede apartar de que tu gracia.

Petición
Para ser digno de tu amor, ven Espíritu Santo y haz tu morada en mí.

Meditación del Papa
La otra indicación muy importante del pasaje evangélico es que los Doce no pueden conformarse con predicar la conversión: a la predicación se debe acompañar, según las instrucciones y el ejemplo de Jesús, la curación de los enfermos; curación corporal y espiritual. Habla de las sanaciones concretas de las enfermedades, habla también de expulsar los demonios, o sea, purificar la mente humana, limpiar, limpiar los ojos del alma que están oscurecidos por las ideologías y por ello no pueden ver a Dios, no pueden ver la verdad y la justicia. Esta doble curación corporal y espiritual es siempre el mandato de los discípulos de Cristo. Por lo tanto la misión apostólica debe siempre comprender los dos aspectos de predicación de la Palabra de Dios y de manifestación de su bondad con gestos de caridad, de servicio y de entrega. Queridos hermanos y hermanas: doy gracias a Dios que me ha enviado hoy a re-anunciaros esta Palabra de salvación. Una Palabra que está en la base de la vida y de la acción de la Iglesia. (Benedicto XVI, 15 de julio de 2012).

Reflexión
Mirando alrededor en nuestro mundo, que inicia un nuevo año, podríamos hacer una narración muy similar a la que hace este Evangelio. Muchedumbres buscaban y seguían a Jesús, le escuchaban y Él les curaba.

Muchos se dejan llevar por el pesimismo, y piensan que todo va "de cabeza". Dirían que la vocación no entra en la descripción de la situación actual. Están convencidos de que no hay vocaciones, de que la juventud está extraviada sin remedio, de que la práctica religiosa disminuye en todo el globo...

Algo de razón tendrán. Pero les falta abrir los ojos para ver el otro lado de la moneda. Y contemplar los países en las que el número de vocaciones aumenta, los movimientos juveniles crecen con vigor y fuerza y donde los fieles ya no caben en las iglesias.

Sí. Los cristianos debemos tener esta certeza: Cristo es realmente amado por millones y millones. Muchedumbres que en todo el mundo, como en Galilea hace dos mil años, le siguen y le escuchan. Podemos sumarnos o sustraernos a esta realidad. Jesús, por su parte, sigue curando y bendiciendo a los que le buscan.

Propósito
Visitar, lo más pronto posible, a un amigo o familiar enfermo, buscando acercarle a Cristo.

Diálogo con Cristo
Cristo, Tú ha sido, eres y serás siempre la respuesta definitiva a los más profundos anhelos y aspiraciones de felicidad, porque sólo Tú tienes palabras de vida eterna, sólo Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida. Si realmente te conociera mi vida sería diferente, para bien. Por eso te pido hoy, Jesús, que no salga de esta oración sin ser profundamente tocado por Ti, porque sólo si te llevo dentro, podré arrastrar a otros hacia Ti.
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Autor: Ignacio Sarre | Fuente: Catholic.net

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