San Odilón de Cluny, Abad
Enero 1 - 2 - 3
(1049 P.c.) Odilón era todavía muy joven, cuando recibió en Cluny el
hábito monacal de manos de San Mayolo, quien hizo de él su coadjutor en
991, a pesar de que no tenía sino veintinueve años a la muerte de San
Mayolo, en 994, Odilón tomó las riendas de la gran abadía. Aunque muy
austero consigo mismo, Odilón era excepcionalmente amable con cuantos le
rodeaban. Acostumbraba decir que
prefería pecar por exceso de bondad, que por exceso de severidad. Muchos
tacharon de extravagancia su gran liberalidad con los pobres durante la
época de hambre de 1006, porque, para venir en su socorro, no tuvo
reparo en mandar fundir los vasos y adornos sagrados, ni en vender la
corona de oro que San Enrique había regalado a la abadía. Odilón hizo
cuatro viajes a Roma. En su visita a Montecasino, su devoción a San
Benito le llevó hasta pedir permiso de besar los pies a todos los monjes
del monasterio, concesión que obtuvo no sin dificultad.
Bajo el gobierno de San Odilón, aumentó el número de abadías que se
sometieron a las costumbres y a la supervisión cluniacense y se
perfeccionó la organización y la dependencia de los monasterios
subordinados. Las normas variaban de acuerdo con los estatutos
particulares de cada monasterio y la distancia de la casa matriz, pero
muchos prioratos dependían de Cluny en el estricto sentido de la
palabra, de suerte que Cluny nombraba a los superiores. En éste y otros
aspectos, se llevó a cabo una modificación de la regla de San Benito; de
ahí procede la distinción histórica entre los monjes cluniacenses y
los benedictinos.
Las matanzas y devastaciones eran tan
comunes en la época, debido a los derechos que reclamaba cada señor
feudal de vengar por mano propia las ofensas, que hubo necesidad de
crear la llamada "tregua de Dios". En ella se estipulaba, entre otras
cosas, que las iglesias podían servir de refugio a todos los hombres,
excepto a quienes hubiesen violado la tregua, y que, desde el jueves
hasta el domingo por la mañana, ninguno atacaría a sus enemigos. El
pacto encontró gran oposición de parte de la casa de Neustria; pero,
gracias a los buenos oficios y exhortaciones de San Odilón y de Ricardo,
abad de Saint-Vanne, que se en cargaron de las negociaciones, la
mayoría de las provincias de Francia acabaron por aceptar la "tregua de
Dios". El príncipe Casimiro, hijo de Miceslao, rey de Polonia, se retiró
a Cluny, donde tomó el hábito y fue ordenado subdiácono. Más tarde, una
diputación de nobles le rogó que aceptara la corona. San Odilón
presentó el asunto al Papa Benedicto IX, quien dispensó a Casimiro de
sus votos. Así, pudo éste aceptar el trono en 1041, casarse, tener
varios hijos y reinar hasta su muerte, acontecida en 1058.
San Odilón instituyó la conmemoración de todos los fieles difuntos, el 2
de noviembre, como una práctica obligatoria en su comunidad, que debía
ofrecer limosnas, oraciones y sacrificios por todas las almas del
purgatorio. Igualmente difundió esta práctica de caridad entre los
fieles que le rodeaban. Profesaba una gran devoción a la Santísima
Virgen y especialmente al misterio de la Encarnación. En una ocasión,
cuando sus monjes cantaban el versículo: "Para venir a redimimos no te
rehusaste a tomar carne en el seno de la Virgen", Odilón entró en
éxtasis. La mayoría de sus sermones y poemas versan sobre los misterios
de nuestra Redención o sobre la Virgen María. Habiendo sufrido con gran
paciencia múltiples enfermedades en los últimos cinco años de su vida,
Odilón murió en Souvigny, priorato del borbonado, en el desempeño de su
cargo de visitador de los monasterios del lugar.
Su muerte
aconteció el 1º de enero de 1049, cuando contaba ochenta y siete años y
había ejercido el cargo de abad durante cincuenta y seis. La víspera,
Odilón había conseguido con sus ruegos que le llevaran al oficio divino.
Habiendo recibido el viático y la extremaunción, quiso morir sobre un
saco cubierto de ceniza.
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