Beato Julián Cesarello, Religioso Presbítero
Mayo 1
Mayo 1
†: c. 1349 - país: Croacia
canonización: Conf. Culto: Pío X 23 feb 1910
En Castello di Valle d'Istria, en Istria, beato Julián Cesarello, presbítero de la Orden de los Hermanos Menores, cuya vida fue un continuo peregrinar por aldeas y plazas, sembrando la palabra de Dios y esforzándose en aplacar los enfrentamientos entre las facciones ciudadanas.
Julián nació de la familia Parenzo-Pola en la segunda mitad del siglo XIII.
Joven aún sintió la vocación al estado religioso, abandonó el mundo y fue
recibido en la Orden de los Hermanos Menores. Vistió el hábito religioso en el
vecino convento de San Miguel Arcángel, situado en un monte solitario, habitado
antes por monjes camaldulenses y fundado por el mismo san Romualdo abad. En este
convento, dependiente de la Provincia de Dalmacia, Julián trabajó por su
perfección mediante la file observancia de la Regla de San Francisco. Fue hombre
de intensa oración y áspera penitencia, se constituyó en modelo, ejemplo y
admiración de sus cohermanos y conciudadanos.
Ordenado sacerdote y poseedor de eminentes dotes de doctrina, interrumpía
las dulzuras de la vida contemplativa para evangelizar a los pueblos y combatir
la herejía rampante por los bellos campos de Istria: con la palabra de paz
extinguía las rivalidades entre güelfos y gibelinos.
Julián, como San Francisco, supo conciliar admirablemente la vida de
soledad con la del apostolado. Después de períodos de oración bajaba a las
ciudades y a los poblados para desarmar a los hermanos en lucha y suscitar por
doquier la vida evangélica que hermana a todos en el nombre de Cristo. Su vida
fue ejemplar por su piedad y caridad para con el prójimo. En sus peregrinaciones
apostólicas enfervorizaba a la gente en el amor a Jesús Eucarístico, el
Crucificado y la dulcísima Madre celestial. Decidido a parecer tonto y débil
ante el mundo, encontraba en los insultos una ocasión providencial para ganar
algún mérito en sufragio de las almas del Purgatorio. Su palabra profundamente
popular, encantaba a las turbas. El secreto del entusiasmo que despertaba con su
predicación era el amor ardiente por Jesús, cuyo nombre tenía siempre en los
labios, y su filial devoción a la Santísima Virgen.
En la estrictísima pobreza de su convento, a menudo socorrido por Dios con
prodigios, nunca cerró su corazón a los pobres, para los cuales fue de una
generosidad sin límites. Su santidad y su caridad atrajeron para sí y sus
cohermanos el cariño, la devoción y el reconocimiento de un número siempre
creciente de fieles. Murió en el convento de San Miguel Arcángel de su tierra
natal, testigo de su santidad, hacia el año 1349 y allí fue sepultado. Fue
representado con aureola sobre su cabeza, una cruz en la mano derecha y el libro
del Evangelio en la izquierda. En 1418, después de que los franciscanos
abandonaron el convento de San Miguel, los habitantes de Parenzo robaron
hábilmente el cuerpo del Beato Julián, que fue llevado con honores a la iglesia
colegiada del Valle de Istria. Su culto continuó ininterrumpido a través de los
siglos, hasta que fue aprobado por San Pío X el 23 de febrero de
1910.
fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
fuente: «Franciscanos para cada día» Fr. G. Ferrini O.F.M.
Tomado de: El Testigo Fiel
No hay comentarios.:
Publicar un comentario