San Felipe y Santiago el Menor, Apòstoles
Mayo 3
Mayo 3
San Felipe era originario de Betsaida de Galilea. San Juan habla de él varias veces en el Evangelio. Narra que el Señor Jesús llamó a Felipe al día siguiente de las vocaciones de San Pedro y San Andrés. De los Evangelios se deduce que el Santo respondió al llamado del Señor .Escritores de la Iglesia primitiva y Eusebio, historiador de la Iglesia, afirman que San Felipe predicó el Evangelio en Frigia y murió en Hierápolis. Papías, obispo de este lugar, supo por las hijas del apóstol, que a Felipe se le atribuía el milagro de la resurrección de un muerto.
A Santiago se le llama "el Menor" para diferenciarlo del otro apóstol,
Santiago el Mayor (que fue martirizado poco después de la muerte de
Cristo).
El evangelio dice que era de Caná de Galilea, que su padre se llamaba Alfeo
y que era familiar de Nuestro Señor. Es llamado "el hermano de Jesús", no porque
fuera hijo de la Virgen María, la cual no tuvo sino un solo Hijo, Nuestro Señor
Jesucristo, sino porque en la Biblia se le llaman "hermanos" a los que provienen
de un mismo abuelo: a los primos, tíos y sobrinos (y probablemente Santiago era
"primo" de Jesús, hijo de alguna hermana de la Sma. Virgen). En la S. Biblia se
lee que Abraham llamaba "hermano" a Lot, pero Lot era sobrino de Abraham. Y se
le lee también que Jacob llamaba "hermano" a Laban, pero Laban era tío de Jacob.
Así que el decir que alguno era "hermano" de Jesús no significa que María tuvo
más hijos, sino que estos llamados "hermanos", eran simplemente familiares:
primos, etc.
San Pablo afirma que una de las apariciones de Jesús Resucitado fue a
Santiago. Y el libro de Los Hechos de los Apóstoles narra cómo en la Iglesia de
Jerusalén era sumamente estimado este apóstol. (Lo llamaban "el obispo de
Jerusalén"). San Pablo cuenta que él, la primera vez que subió a Jerusalén
después de su conversión, fue a visitar a San Pedro y no vio a ninguno de los
otros apóstoles, sino solamente a Santiago. Cuando San Pedro fue liberado por un
ángel de la prisión, corrió hacia la casa donde se hospedaban los discípulos y
les dejó el encargo de "comunicar a Santiago y a los demás", que había sido
liberado y que se iba a otra ciudad (Hech. 12,17). Y el Libro Santo refiere que
la última vez que San Pablo fue a Jerusalén, se dirigió antes que todo "a
visitar a Santiago, y allí en casa de él se reunieron todos los jefes de la
Iglesia de Jerusalén" (Hech. 21,15). San Pablo en la carta que escribió a los
Gálatas afirma: "Santiago es, junto con Juan y Pedro, una de las columnas
principales de la Iglesia". (Por todo esto se deduce que era muy venerado entre
los cristianos).
Cuando los apóstoles se reunieron en Jerusalén para el primer Concilio o
reunión de todos los jefes de la Iglesia, fue este apóstol Santiago el que
redactó la carta que dirigieron a todos los cristianos (Hechos 15).
Hegesipo, historiador del siglo II dice: "Santiago era llamado ‘El Santo’.
La gente estaba segura de que nunca había cometido un pecado grave. Jamás comía
carne, ni tomaba licores. Pasaba tanto tiempo arrodillado rezando en el templo,
que al fin se le hicieron callos en las rodillas. Rezaba muchas horas adorando a
Dios y pidiendo perdón al Señor por los pecados del pueblo. La gente lo llamaba:
‘El que intercede por el pueblo’". Muchísimos judíos creyeron en Jesús, movidos
por las palabras y el buen ejemplo de Santiago. Por eso el Sumo Sacerdote Anás
II y los jefes de los judíos, un día de gran fiesta y de mucha concurrencia le
dijeron: "Te rogamos que ya que el pueblo siente por ti grande admiración, te
presentes ante la multitud y les digas que Jesús no es el Mesías o Redentor". Y
Santiago se presentó ante el gentío y les dijo: "Jesús es el enviado de Dios
para salvación de los que quieran salvarse. Y lo veremos un día sobre las nubes,
sentado a la derecha de Dios". Al oír esto, los jefes de los sacerdotes se
llenaron de ira y decían: "Si este hombre sigue hablando, todos los judíos se
van a hacer seguidores de Jesús". Y lo llevaron a la parte más alta del templo y
desde allá lo echaron hacia el precipicio. Santiago no murió de golpe sino que
rezaba de rodillas diciendo: "Padre Dios, te ruego que los perdones porque no
saben lo que hacen".
El historiador judío, Flavio Josefo, dice que a Jerusalén le llegaron
grandes castigos de Dios, por haber asesinado a Santiago que era considerado el
hombre más santo de su tiempo.
Este apóstol redactó uno de los escritos más agradables y provechosos de la
S. Biblia. La que se llama "Carta de Santiago". Es un mensaje hermoso y
sumamente práctico. Ojalá ninguno de nosotros deje de leerla. Se encuentra al
final de la Biblia. Allí dice frases tan importantes como estas: "Si alguien se
imagina ser persona religiosa y no domina su lengua, se equivoca y su religión
es vana". "Oh ricos: si no comparten con el pobre sus riquezas, prepárense a
grandes castigos del cielo". "Si alguno está triste, que rece. Si alguno se
enferma, que llamen a los presbíteros y lo unjan con aceite santo, y esa oración
le aprovechará mucho al enfermo" (de aquí sacó la Iglesia la costumbre de hacer
la Unción de los enfermos). La frase más famosa de la Carta de Santiago es esta:
"La fe sin obras, está muerta".
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Fuente: ACI Prensa
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