Mayo 20
n.: 1799 - †: 1839 - país: Corea
canonización: B: Pío XI 5 jul 1925 - C: Juan Pablo II 6 may 1984
En Seúl, ciudad de Corea, san Protasio Chong Kuk-bo, mártir, que volvió de nuevo a la fe cristiana que había abandonado anteriormente y la profesó hasta su muerte en la cárcel, en medio de crueles torturas.
Protasio era un cristiano seglar coreano, que llegará a dar su vida por la
fe en medioo de la terrible persecución que sufrió el cristianismo coreano para
que no arraigara en el país. Había nacido en Songdo, provincia de Kyonggi, el
año 1799 en el seno de una familia de clase alta y rica; pero su padre no supo
conservar el capital y cayó en la pobreza, marchando entonces con su familia a
Hanyang, donde el joven hubo de ganarse la vida con el trabajo de sus manos. Era
un muchacho de buen carácter y nobles sentimientos. Cuando tenía treinta años
entró en contacto con el catolicismo, pero no fue hasta años más tarde cuando se
bautizó. Se colocó luego como criado de la casa que servía de morada y
hospedería al sacerdote y a otros católicos. Contrajo matrimonio, y tanto él
como su esposa eran buenos cristianos. Pero pasaron por varias pruebas: él tenía
poca salud y todos sus hijos se les morían. Mostró paciencia ante estas
desgracias y siguió viviendo como un buen creyente.
En marzo de 1839 comenzó la persecución contra el cristianismo. La fe en
estas condiciones se les hizo a muchos muy difícil, y ello llevó a apostasías
teóricas o prácticas. Protasio fue arrestado y, pese a las torturas durante su
detención, confesó la fe, pero quedó muy débil, y ante las palabras tentadoras
del Juez de darle la libertad si apostataba, tuvo la desgracia de sucumbir. Pero
su conciencia no le dejaba vivir tranquilo; volvió a la fe, y lavó en la
confesión su apostasía. decidió entonces presentarse de nuevo al Juez y
desdecirse de su caída. Pero los guardias le dijeron que lo hecho no tenía
arreglo, y no le dejaron hablar con el Juez. Volvió al día siguiente, también
inútilmente, y un tercero también, pero volvió a ser rechazado. Entonces se
sentó a la puerta del tribunal, y cuando salía el Juez le hizo saber su
arrepentimiento por la apostasía, lo que trajo consigo su arresto y detención.
En el juicio confesó la fe cristiana, y los muchos tormentos que sufrió, y la
cárcel misma, no le hicieron volverse atrás, perseverando hasta dar la vida por
Cristo en la propIa cárcel, en Seúl, el 20 de mayo de 1839. Y en esa misma
ciudad recibió la gloria de la canonización, cuando el papa Juan Pablo II lo
inscribió en el catálogo de los santos el 6 de mayo de 1984.
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fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
Tomado de: El Testigo Fiel
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