†: 665/670 - país: Francia
otras formas del nombre: Valdeberto, Walberto, Gauberto
canonización: culto local
En el monasterio de Luxeuil, en Burgundia, san Waldeberto, abad.
Entre los sucesores de san Columbano en el monasterio de
Luxeuil, el más famoso durante su vida y el más venerado después de muerto, fue
el tercer abad, llamado Waldeberto. Esto se debe, en parte, a que su largo
gobierno coincidió con el período más glorioso de la historia de la abadía y en
parte, a los numerosos milagros que se atribuyeron al santo. El pueblo conservó,
como reliquias extraordinariamente milagrosas, todos los objetos que san
Waldeberto había tocado, en particular la taza de madera en que bebía. En el
siglo X, un monje de Luxeuil, llamado Anso, escribió todo un libro sobre los
milagros del santo.
Waldeberto era un noble franco. Siendo todavía joven, se
presentó con uniforme militar en la abadía de Luxeuil y pidió ser admitido en
ella al abad san Eustacio. Sus armas y el uniforme, que cambió por el hábito,
estuvieron muchos siglos colgados del techo de la iglesia abacial. Era tal el
fervor de Waldeberto, que sus superiores le concedieron sin dificultad el
permiso de llevar vida de solitario, a cinco kilómetros de la abadía. A la
muerte de San Eustacio, como san Galo se rehusase a sucederle en el cargo, los
monjes eligieron abad a san Waldeberto, quien gobernó sabiamente durante
cuarenta años.
El fue quien sustituyó la regla de san Columbano por la de san Benito y obtuvo, para Luxeuil, del papa Juan IV, el privilegio de la exención de la autoridad episcopal, del que ya gozaban las abadías de Lérins y Agaunum. San Waldeberto regaló a la abadía toda su herencia, en tanto que otros muchos bienhechores la enriquecieron bajo su gobierno. En realidad, todos los dones eran insuficientes para mantener a los numerosos candidatos que pedían la admisión en Luxeuil, de donde partían constantemente grupos nutridos de monjes a fundar otros monasterios en diferentes regiones de Francia. San Waldeberto gobernó también varios conventos de religiosas y ayudó a santa Salberga a fundar el famoso convento de Laon. El santo abad murió hacia el año 665.
El fue quien sustituyó la regla de san Columbano por la de san Benito y obtuvo, para Luxeuil, del papa Juan IV, el privilegio de la exención de la autoridad episcopal, del que ya gozaban las abadías de Lérins y Agaunum. San Waldeberto regaló a la abadía toda su herencia, en tanto que otros muchos bienhechores la enriquecieron bajo su gobierno. En realidad, todos los dones eran insuficientes para mantener a los numerosos candidatos que pedían la admisión en Luxeuil, de donde partían constantemente grupos nutridos de monjes a fundar otros monasterios en diferentes regiones de Francia. San Waldeberto gobernó también varios conventos de religiosas y ayudó a santa Salberga a fundar el famoso convento de Laon. El santo abad murió hacia el año 665.
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El abad Anso escribió un relato de la vida y milagros de
San Waldeberto unos tres siglos después de la muerte del santo; dicho relato se
halla en Mabillon y Acta Sanctorum, mayo, vol. I. Ver también J. B. Clerc,
Ermitage et vie de S. Calbert (1861); H. Baumont, Etude historique sur Luxeuil
(1896); J. Poinsotte, Les Abbés de Luxeuil (1900).
Un pueblo en Francia, al lado de Luxeuil, lleva el nombre del santo, Saint-Valbert, donde se conserva una ermita (imagen) supuestamente del siglo VII, que no ha sido destruida en la Revolución.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
Tomado de: El Testigo Fiel
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