Santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y compañeros, Mártires
Mayo 4
†: 1535 - país: Reino Unido (UK)
otras formas del nombre: Halle aparece también como Haile
Conf. Culto: León XIII 29 dic 1886 -
C: Pablo VI 25 oct 1970 (excepto b. Juan)
En Londres, en Inglaterra, santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, presbíteros y mártires, priores respectivamente de las cartujas de Londres, Beauvalle y Axholme, y san Ricardo Reynolds, de la Orden de Santa Brígida, todos los cuales, durante el reinado de Enrique VIII, y después de haber profesado valerosamente la fe de los Padres, fueron arrastrados vivos hasta el lugar de su suplicio en Tyburn, donde perecieron ahorcados juntamente con el beato Juan Halle, presbítero, párroco de la cercana localidad de Isleworth.
En Londres, en Inglaterra, santos Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, presbíteros y mártires, priores respectivamente de las cartujas de Londres, Beauvalle y Axholme, y san Ricardo Reynolds, de la Orden de Santa Brígida, todos los cuales, durante el reinado de Enrique VIII, y después de haber profesado valerosamente la fe de los Padres, fueron arrastrados vivos hasta el lugar de su suplicio en Tyburn, donde perecieron ahorcados juntamente con el beato Juan Halle, presbítero, párroco de la cercana localidad de Isleworth.
Cinco sacerdotes ingleses fueron los primeros mártires en ser muertos por
haber profesado la fe católica bajo el reinado de Enrique VIII, autor del cisma
anglicano: los cartujos Juan Houghton, Roberto Lawrence y Agustín Webster, el
brigidino Ricardo Reynolds y el párroco Juan Halle, todos beatificados por el
papa León XIII el 29 de diciembre de 1886; de ellos, los primeros cuatro fueron
canonizados por SS Pablo VI el 25 de octubre de 1970.
El 4 de mayo de 1535 los tres cartujos, el brigadino y el párroco de
Isleworth, vestidos con sus hábitos religiosos fueron amarrados con sus esteras
de dormir de la celda y arrastrados por las calles pedregosas y fangosas que van
desde la torre de Londres, donde estaban prisioneros, hasta Tyburn, lugar que se
hizo famoso por las ejecuciones. Desde la ventana de su celda el canciller
Thomas Moro podía constatar, junto a su hija, que estaba de visita, la felicidad
de estos santos hombres que se preparaban para ser los primeros mártires de esta
nueva persecusión.
Juan Houghton, prior de Londres, subió en primer lugar al patíbulo, y
colaboró con el verdugo para ser colgado, mientras pronunciaba palabras de
perdón y de fe en Dios. No había muerto aun asfixiado que uno de de los
presentes cortó la cuerda y el padre cayó a tierra; el verdugo lo desnudó, y le
abrió aun vivo las vísceras para poder mostrar el corazón al consejero del Rey.
Siguió luego la ejecución de los otros cuatro; el último en morir fue Reynolds,
después de haber alentado a sus compañeros sin desfallecer ni perder el ánimo al
verlos descuartizar y esparcir sus miembros. Pero antes de la ejecución se
dirigió a la multitud invitándola a rezar por el Rey, «de modo que el Rey, que
al inicio de su gobierno reinó con sabiduría y piedad, como Salomón, no fuese
como él en sus últimos años conducido por las mujeres a la ruina».
Los cuerpos fueron desmembrados y expuestos al pueblo para infundir terror
a los «papistas», pero la Iglesia, que jamás olvida a sus servidores más fieles,
los ha glorificado concediéndoles el honor de los altares.
=
Extractado de una nota hagiográfica de Fabio Arduino.
fuente: Santi e Beati
fuente: Santi e Beati
Tomado de: El Testigo Fiel
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