Mayo 19
Viuda de la Tercera Orden Franciscana
Su culto fue aprobado por Inocencio XII el 24 de julio de 1694.
Viuda de la Tercera Orden Franciscana
Su culto fue aprobado por Inocencio XII el 24 de julio de 1694.
Humiliana nació en Florencia en 1219 hija de Oliverio dei Cerchi,
descendiente de los antiguos señores de Ancone in Val di Sieve. En tierna edad
perdió a su madre, fue educada por su madrastra Ermelina di Cambio dei Benizi,
consanguínea de San Felipe. En 1234, cuando todavía no tenía dieciséis años, por
voluntad de sus parientes fue dada como esposa a un noble usurero. Fue un
matrimonio de interés. Vivió en el matrimonio cinco años, y tuvo dos hijas. De
natural enteramente diverso del de su esposo, Humiliana fue apoyada en este
período por su óptima parienta Ravenna, dando a todos ejemplo de admirable
piedad cristiana. Cada día se dedicaba muy temprano a la oración mental y se
privaba del alimento y de vestidos para alimentar y vestir a los pobres.
En 1239, a los veinte años quedó viuda, renunció a parte de su dote para
saldar las deudas de su difunto esposo y se dedicó con amor a la educación de
sus niñas. Transcurrido el año de viudez, volvió a la casa paterna, forzada a
dejar las hijas a los consanguíneos de su esposo. Reconfirmó entonces su
propósito de vivir en castidad, rechazando las propuestas y las amenazas de los
familiares que querían que pasara a nuevas nupcias. Varias veces pidió a la
clarisas de Monticelli ser admitida entre ellas, pero en vano. Resignada a vivir
en el mundo, se puso bajo la dirección espiritual del Franciscano Fray Miguel
degli Alberti, progresando en la contemplación de Jesús crucificado. En 1240 en
la Basílica de Santa Cruz recibió el hábito franciscano de la penitencia: fue la
primera terciaria florentina, seguida de una larga serie de santas mujeres. En
1241 pidió y obtuvo del Papa el poder vivir apartada en la torre de los Cerchi,
cerca de la Piazza della Signoria.
También en este aislamiento sufrió persecuciones y contrariedades. Privada de todos sus bienes por medio del engaño, se alegró de ello, dio gracias a Dios y se dedicó a la penitencia y a la limosna, distribuyendo a los pobres cuanto le quedaba. Fueron muchos los carismas con que fue favorecida por Dios: éxtasis, espíritu profético y poderes taumatúrgicos.
También en este aislamiento sufrió persecuciones y contrariedades. Privada de todos sus bienes por medio del engaño, se alegró de ello, dio gracias a Dios y se dedicó a la penitencia y a la limosna, distribuyendo a los pobres cuanto le quedaba. Fueron muchos los carismas con que fue favorecida por Dios: éxtasis, espíritu profético y poderes taumatúrgicos.
Muchos episodios de su vida merecen inscribirse en el florilegio
legendario: con una señal de la cruz de una mano invisible fue curada de una
dolorosa llaga; el agua le sirvió en lugar de aceite para alimentar la lumbre
del Santísimo Sacramento. El Angel de la Guarda la llamaba temprano en la mañana
para la oración; ardiendo de sed, la Virgen le dio de beber; Jesús muchas veces
la alimentó con pan, le cambió el agua en vino y le resucitó una hija muerta
súbitamente; Satanás venía a tentarla con alucinaciones y engaños, con imágenes
seductoras o en formas repulsivas: la firmeza de su fe la defendía siempre de
estos asaltos.
Rodeada de esta aureola de santidad, murió el 19 de mayo de 1246 a la edad
de 27 años y fue sepultada en la iglesia de Santa Cruz.
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Fuente: Franciscanos.net
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