San Caleb o Elesbaán de Etiopía, Rey y Monje
Mayo 15
fecha en el calendario anterior: 27 de octubre
†: c. 535 - país: Etiopía
canonización: pre-congregación
En Etiopía, san Caleb o Elesbaán, rey, que para reivindicar la muerte de los mártires de Nagrán se enfrentó victoriosamente en batalla a los enemigos de Cristo y, según se dice, en tiempo del emperador Justino envió a Jerusalén su corona real, viviendo luego como monje en respuesta a un voto que había hecho, hasta que partió al encuentro del Señor.
refieren a este santo: Santos Aretas y trescientos cuarenta compañeros
En casi dos milenios de cristianismo son muchos los casos de soberanos e
incluso familias reales enteras que han ascendido a las más altas cotas de
santidad; pero entre elllos, los menos conocidos son, indudablemente, los muchos
monarcas etiopes, de nombres casi impronunciables para nosotros, venerados como
santos locales por la Iglesia copta. Uno de ellos es, precisamente, san
Elesbaan, que vivió en el siglo VI, y es conmemorado también por el Martirologio
Romano, que inscribe su fiesta el 15 de mayo.
Sus hechos están estrechamente unidos a la muerte de los mártires de
Nagrán, ciudad de la Península Arábiga, en el territorio del actual Yemén. Tal
zona había sido conquistada por los etiopes a inicios del siglo VI, que se
habían ocupado también de la difusión del cristianismo; pero un día el judeo Du
Nuwas o Dun’an inició una revuelta que llevó a la muerte del príncipe Aretas, de
su mujer, de sus cuatro hijos, y de un centenar de cristianos.
El Patrirca de Alejandría de Egipto escribió a los obispos orientales
recomendándoles venerar a las víctimas de la matanza como mártires -que incluso
los católicos festejamos-, y, con ayuda del en ese momento emperador Justino,
empujó al rey axumita Elesbaan a vengar el asesinato. Esto no resultó del todo
mal: reconquistó el Yemén, ajustició a Dun'an y tomó posesión de las principales
plazas fuertes. Alban Butler sostenía que «luego de haber dado su escarmiento al
tirano gracias a la bendición divina, gestionó su victoria con admirable
clemencia y moderación», aunque puesto a la luz de los hechos esa reconstrucción
no parece conforme a la realidad: sea en batalla, sea en los sucesivos
encuentros con los hebreos, Elsebaan demostró siempre gran ferocidad y
crueldad.
La tradición cuenta, sin embargo, que al fin de su vida el monarca quiso
abdicar en favor de su hijo, donó su corona a la iglesia del Santo Sepulcro, en
Jerusalén, y transcurrió sus últimos días llevando una vida de eremita ejemplar
en la Ciudad Santa. Allí murió hacia el año 555 [o 535, según indican otras
fuentes].
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Traducido, con algunos cambios, de una artículo de Fabio
Arduino.
fuente: Santi e Beati
fuente: Santi e Beati
Tomado de: El Testigo Fiel
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