Mayo 19
Fundadora de las Misioneras de María Auxiliadora
Martirologio Romano: En Cartagena de Nueva Granada, en Colombia, beata María Bernarda (Verena) Bütler, virgen, la cual, nacida en Suiza, fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras Franciscanas de María Auxiliadora
Etimología: Bernarda = Aquella que es una guerrera, es de origen
germánico.
Etimología: María = la amada por Dios, es de origen hebreo
Etimología: María = la amada por Dios, es de origen hebreo
María Bernarda, fundadora de las Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora, nació en Suiza y murió en Cartagena de Indias (Colombia). Siendo ya religiosa franciscana en su patria, marchó a Ecuador para desarrollar su vocación misionera, y luego pasó a Colombia. Dimensiones principales de su vida fueron la intensa oración, el apostolado, el servicio a los enfermos y desamparados, y la dirección de la Congregación en que se convirtió lo que en principio iba a ser una casa filial del monasterio suizo. El 29 de octubre de 1995, Juan Pablo II la beatificó. junto a otras dos hijas espirituales de san Francisco: María Teresa Sherer (16 de junio) y Margarita Bays (27 de junio).
María Bernarda (de nombre de pila: Verena) nació y fue bautizada en Auw
(cantón de Argovia, Suiza) el día 28 de mayo de 1848. Era la cuarta hija de
Enrique y de Catalina Bütler, campesinos humildes y católicos
practicantes.
Al concluir la enseñanza escolar básica, se dedicó a los quehaceres
domésticos y al trabajo en el campo. En plena juventud ingresó en una casa de
religiosas. Al sentir que Dios no la llamaba a vivir en aquel lugar, regresó a
la casa paterna, donde, entregada al trabajo, a la oración y al apostolado,
continuó alimentando su vocación hasta que, el día 12 de noviembre de 1867, a
los 19 años de edad, ingresó en el monasterio franciscano de María Auxiliadora,
en Altstätten (Suiza). El 4 de mayo de 1868 vistió el hábito franciscano,
tomando el nombre religioso de María Bernarda del Sagrado Corazón de María. Hizo
la profesión religiosa el 4 de octubre de 1869.
Destacaba por su profunda virtud y sus cualidades humanas; por ello, no
tardó en ser nombrada maestra de novicias y, más tarde, superiora, servicio que
prestó hasta su partida para las misiones.
Cuando Mons. Pedro Schumacher, obispo de Portoviejo (Ecuador), escribió
relatando el total abandono en que vivía la gente de aquellas tierras y
ofreciendo su diócesis como campo misionero, María Bernarda tuvo el
convencimiento de que aquella invitación era una clara llamada de Dios a
anunciar el Evangelio y a fundar una casa filial del monasterio de Altstätten en
tierras ecuatorianas. Tras vencer la resistencia inicial de las autoridades
eclesiásticas y obtener el permiso pontificio para dejar el monasterio, el 19 de
junio de 1888, se dirigió, con seis compañeras, a Le Havre, Francia, donde
embarcaron las siete rumbo a Ecuador.
Aquel paso, concebido sólo como el inicio de la fundación de una filial
misionera del monasterio suizo, fue, de hecho, el inicio de un proceso que
convirtió a María Bernarda en fundadora de un nuevo instituto, la congregación
de las Hermanas Franciscanas Misioneras de María Auxiliadora.
Cuando llegaron a Ecuador, el obispo asignó a las siete religiosas la
población de Chone, lugar difícil y espiritualmente abandonado, que contaba con
unos 13.000 habitantes. Puso como base de su actividad misionera la oración, la
pobreza, la fidelidad a la Iglesia y el ejercicio de las obras de misericordia.
Se encargaron de la educación de los niños y jóvenes, anunciándoles el
Evangelio, animaban la liturgia, visitaban y asistían a los enfermos y a los
pobres.
La semilla derramada por esta gran mujer germinó y fructificó. Surgieron
varias casas filiales en Ecuador. Pero la obra estuvo marcada también por el
misterio de la cruz: pobreza absoluta, clima tórrido, inseguridades y
dificultades de toda especie, se agregaron a malentendidos por parte de algunas
autoridades de la Iglesia y la separación del instituto de algunas hermanas de
su primera fundación fuera de Ecuador.
En 1895 la madre María Bernarda y más de 15 hermanas tuvieron que huir de
Ecuador, a causa de una violenta persecución contra la Iglesia. En el puerto de
Bahía se embarcaron rumbo a Colombia. Durante la travesía recibieron la
invitación de Mons. Eugenio Biffi, obispo de Cartagena de Indias, a trabajar en
su diócesis. El día 2 de agosto de 1895 llegaron al puerto de Cartagena. Mons.
Biffi las atendió paternalmente y les asignó como residencia un ala del hospital
de mujeres, llamado Obra Pía, donde María Bernarda murió años más tarde.
El número de las hermanas creció y la congregación fundó casas en Colombia,
Austria y Brasil. La madre Bernarda permanecía temporadas con las hermanas en
los diversos lugares, compartía con ellas su trabajo y su vida, era ejemplo vivo
de sencillez evangélica, edificaba y animaba a todas. Atendía con ternura y
misericordia a todos los necesitados en el alma o en el cuerpo, pero sus
predilectos eran los pobres y los enfermos. Oraba, exhortaba, escribía y
evangelizaba con asombrosa entrega e intensidad.
Dirigió su congregación durante 32 años. Y cuando renunció con gratitud y
humildad a este servicio, continuó animando a las hermanas con su ejemplo, su
palabra y sus innumerables escritos, que son una mina de doctrina y de
fecundidad espiritual.
Falleció el 19 de mayo de 1924, en la Obra Pía, a los 76 años de edad, 56
de vida religiosa franciscana y 36 de misionera en América Latina.
Su Intercesión comprobada
Dos milagros han sido reconocidos expresamente por la Iglesia Católica,
atribuidos a la intercesión de la Madre María Bernarda Bütler, que sirvieron,
primero, para la beatificación y, luego, la canonización. Cabe señalar que la
Iglesia pide en estos casos el testimonio oficial de un tribunal médico, el cual
corrobora que no hay explicación científica para las curaciones.
El milagro tomado para la beatificación ocurrió en 1969: la pequeña Liliana
Sánchez, que por aquel entonces contaba con sólo 15 días de vida, presentaba
ausencia de los huesos de la bóveda craneana e iba a morir en el corto plazo.
Una religiosa de la congregación, la Hermana Filomena Martínez, le entregó a la
mamá de la niña una reliquia de la Madre Bernarda y una novena. La señora puso
la reliquia en la cabeza de su hija y rezó. De la noche a la mañana, se produjo
una reconstrucción ósea completa, verificada por los médicos.
Por otra parte, en el año 2002, Mirna Jazime Correa, una médico de 29 años
de edad de Cartagena, presentaba neumonía atípica complicada con derrame pleural
bilateral y síndrome distrés respiratorio del adulto (SDRA). A pesar de los
tratamientos médicos y farmacológicos no mejoraba y el 5 de julio se encontraba
completamente desahuciada, conectada a las máquinas, mientras sus signos vitales
iban decayendo.
Al igual que lo había hecho en su momento la madre de la niña Liliana
Sánchez, la mamá de Mirna colocó sobre la cabeza de su hija una reliquia de la
Beata María Bernarda y pidió durante todo el día la curación. Refieren testigos
que a la oración se unió el personal de la unidad de cuidados intensivos.
La sorpresa llegó el día después, cuando se observó en la enferma una mejoría general, que se acentuó con el correr de las jornadas, sin que quedara ninguna secuela en los pulmones, luego de un cuadro de extrema gravedad.
La sorpresa llegó el día después, cuando se observó en la enferma una mejoría general, que se acentuó con el correr de las jornadas, sin que quedara ninguna secuela en los pulmones, luego de un cuadro de extrema gravedad.
Varios médicos del centro de salud testificaron: “No hay explicaciones
naturales o clínicas en dicha curación. Lo que esperábamos en el cuadro tan
complicado de la doctora Mirna era la muerte. La recuperación fue
sorpresiva”.
El 6 de julio del 2007, el Papa Benedicto XVI autorizó la promulgación del
decreto sobre este milagro, que ha sido el último paso en el proceso que ahora
terminará con la canonización de la beata Madre María Bernarda Bütler.
Fue canonizada el 12 de octubre del 2008, por S.S. Benedicto XVI.
=
Fuente: Franciscanos.org
=
ORACIÓN
Te bendecimos, Señor,
porque has elegido a Santa María Bernarda,
para hacer presente tu amor misericordioso
y cooperar en la extensión de tu Reino.
Concédenos las gracias que por su
intercesión te pedimos,
haz que su ejemplo de vida
nos ayude a crecer en la bondad
y el amor al servicio de los hermanos.
Afirma, Señor, en nosotros,
la fe, la esperanza y la caridad.
Amén
Te bendecimos, Señor,
porque has elegido a Santa María Bernarda,
para hacer presente tu amor misericordioso
y cooperar en la extensión de tu Reino.
Concédenos las gracias que por su
intercesión te pedimos,
haz que su ejemplo de vida
nos ayude a crecer en la bondad
y el amor al servicio de los hermanos.
Afirma, Señor, en nosotros,
la fe, la esperanza y la caridad.
Amén
No hay comentarios.:
Publicar un comentario